El PP se ha rizado a sí mismo el rizo de la ley Wert para
dejar las Matemáticas fuera de los bachilleratos de Humanidades y
Ciencias Sociales, dando paso al latín como asignatura obligatoria.
Seguro que un tic tan significativo tiene que ver, en principio,
con la tradicional aversión de la derecha carpetovetónica a las ciencias
exactas. Pero hay algo más. Ahora mismo al PP no le interesa que la
gente del común haga cuentas. La aritmética la carga el diablo y la
gente podría empezar por darle vueltas a la reducción de su salario y
acabaría captando la trampa de los datos sobre el paro, las
pensiones y otras menudencias del ajuste. Desde que empezó esta crisis
(o lo que sea), las Matemáticas han sido tergiversadas, ignoradas,
falseadas, machacadas y disfrazadas de propaganda. Son un conocimiento
maldito. Hacen bien en quitarlas del bachillerato (salvo del que
estudien los frikis que pretendan ser científicos y técnicos, claro).
Cada vez que Rajoy (o sus delegados regionales, como nuestra Rudi) adelanta
los datos de desempleo, lo hace usando un peculiar método de
interpretación que luego es desarrollado en los medios oficiales y
oficiosos para confundir de tal forma las cifras del paro que, al final,
cuando se crean 31 empleos la cosa va de coña marinera, y cuando se
destruyen 25.572, como este mes de septiembre, también hay que echar las
campanas al vuelo. Por supuesto, la inmensa mayoría de la población se
queda a dos velas sin saber si los puestos de trabajo aumentan o
simplemente se reduce la población activa, o cómo evolucionan las
afiliaciones a la Seguridad Social o si los contratos nuevos son
contratos de verdad o una mierda pinchada en un palo (y disculpen la
expresión, pero no se me ocurre otra más precisa).
¿Por qué
aumenta la deuda pública pese a los recortes? ¿Qué será de las pensiones
si los salarios caen, las cotizaciones bajan y el fondo de reserva es
vaciado a velocidad de vértigo? ¿Cómo diantres se puede ahorrar
sometiendo los servicios públicos a la ley del beneficio privado? Ya
saben la respuesta de orden: toda la culpa es de Zapatero y las autonomías. Hala, más fe... y olvidémonos de las Matemáticas.
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