El libro de la zaragozana Mercedes Gallizo (Penas y personas.- 2810 días en las prisiones españolas.
Editorial Debate) es muy especial. En primer lugar porque Merche,
exsecretaria general de Instituciones Penitenciarias, es la primera
persona que tras ocupar dicho cargo se ha ocupado de teorizar la
experiencia divulgándola. En segundo, porque ha perseguido tal objetivo
dando la palabra a los propios presos y revelando con meridiana claridad
lo que cualquiera puede intuir a poco que afine sus entendederas: que
al talego van mayoritariamente los desgraciados y que las prisiones son
un gigantesco psiquiátrico y una enorme residencia de discapacitados.
Salvo errores judiciales, que también los hay, nadie acaba en el mako
por practicar el bien. Pero es revelador que en la España de hoy
cualquier camello o ladrón de poca monta se come una condena por su
sitio mientras que los altos delincuentes, los que se llevan los
millones sin inmutarse, pueden movilizar a los mejores despachos de
abogados y salir de rositas dándole la vuelta a la ley.
Gallizo
ha escrito este libro en un ejercicio de coherencia personal. Ella
pertenece a un grupo de personas que dentro de su generación (que es la
mía) supieron luchar contra el franquismo jugándose el tipo y luego
evolucionaron desde cualquiera de las diversas corrientes del marxismo
revolucionario hacia posiciones socialdemócratas sin perder jamás el
norte: la construcción de una sociedad más libre y más justa. Por
desgracia, poca gente así ha seguido viva en la política de altos vuelos
(a la propia Merche la han dejado en la cuneta pese a la reconocida
eficiencia de su gestión).
España es un país con una población
reclusa muy alta y donde se suele creer que la única forma de luchar
contra la delincuencia y la inseguridad es incrementando las penas. Es
significativo que el libro de Merche aparezca en plena polvareda por la
sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos relativa a la
aplicación retroactiva de la llamada doctrina Parot. Muchas personas creen que estar en prisión es una bagatela. Si es así, por favor, lean ese libro.
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