Si la economía no arranca ahora que el petróleo ha bajado y el Banco
Central Europeo se ha decidido a financiar deuda soberana y privada, es
que no arrancará jamás. Claro que en estos tiempos los PIB pueden
crecer... al tiempo que también aumentan la pobreza y la desigualdad. Es
lo que hay. Por suerte, en Aragón no tenemos que volvernos demasiado
locos en lo que a interpretar los datos se refiere: en general hemos ido
a menos. En los rankings de las Españas, la bendita Tierra Noble
ha perdido posiciones. Cuando empezó la crisis éramos la cuarta
comunidad en porcentaje de parados; hoy somos la undécima.
El Gobierno de España se abanica hoy en la mecedora de los minijobs,
los sueldos miserables y el auge del turismo. El de Aragón pretende
sumarse a la moda del optimismo en medio de un glorioso desbarajuste
administrativo y una parálisis como no se había conocido jamás. Eso sí,
el personal hará luego lo que tenga que hacer con su voto, pero de
momento la abrumada opinión pública parece capaz de soportar cualquier
cosa. El desentendimiento de la DGA a la hora de pagar suministros,
contratos o convenios solo provoca la resignada desesperación de quienes
se quedan sin cobrar. El colapso de la sanidad, con los grandes
hospitales patas arriba y unas listas de espera simplemente monstruosas,
deja indiferentes a todos los que no se ven atrapados en los pasillos y
salas de las urgencias. El pitorreo presupuestario ha pasado a ser lo
habitual. Altos cargos del Ejecutivo que preside Rudi acuden a
las Cortes (busquen en Youtube la última comparecencia de la directora
gerente del Instituto Aragonés de Servicios Sociales... ¡increíble!) a
perpetrar con sus explicaciones auténticas tomaduras de pelo.
Así, pasito a pasito, la deuda pública aragonesa aumenta sin cesar, la
universidad se hunde y las abandonadas infraestructuras se deterioran.
Pero nadie podrá negar que en algunas cosas sí se está avanzando: los de
antes dejaron mogollón de facturas en los cajones; estos de ahora van a
dejarlas tranquilamente encima de las mesas. Sin pagar, por supuesto.
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