La presidenta Rudi admite ante sus próximos que, en gran
medida, la suerte está echada. Resignada a que Dios haga milagros, la
jefa se muestra cada día más simpática con quienes van a visitarla y
reconoce abiertamente que ella no ha ejecutado inversión ni ha hecho
gran cosa... salvo sanear las cuentas. Aunque, claro, eso no
encaja ni con el aumento de la deuda ni con el monumental retraso de los
pagos por cuenta del Gobierno aragonés ni con las dificultades
constantes para cumplir con el objetivo de déficit. Otra vez.
Pero si la presidenta intuye que el futuro electoral se presenta oscuro e
incierto, en otros partidos la cosa va parecida. O peor. Todas las
formaciones habituales se aferran a una esperanza: que en las municipales y autonómicas ni Ganemos (la marca blanca
que impulsan o apoyan para las municipales casi todas las izquierdas)
ni Podemos ni Ciudadanos tengan buenos candidatos, que sus primarias se
embarullen y que, por último, los programas de estas nuevas alternativas
se estrellen contra la incredulidad de una opinión pública encallecida y
cansada. Porque hay datos demoscópicos suficientes como para predecir
que si Podemos es una amenaza para PSOE e IU, Ciudadanos va adquiriendo
el mismo papel en relación con el PP y UPD.
El PSOE llega a esta cita con las urnas con todas sus familias
reunidas por imperativo del agobio y la soledad de una organización en
declive. Ya sabrán sus dirigentes y primeros candidatos que el partido
tiene muy malas expectativas en casi toda España... y Aragón da, desde
siempre, la media del país. De hecho, los augures de turno sólo tienen
una duda al respecto: si la caída de la devaluada socialdemocracia será asumible
o su dimensión alcanzara dimensiones de tragedia. Hombre, si Podemos
pinchara a la hora de la verdad... El evidente desgaste sufrido por el
PP ya no consuela a los de Lambán.
¿Y los aragonesistas?
Perversa pregunta. El PAR está implosionando de una manera tan evidente y
patética que cada aparición del heredero Arturo Aliaga en
Aragón TV nos produce a la gente sensible un inevitable desconsuelo. A
CHA le sucede otra cosa: se ha convertido en una formación vieja sin haber llegado a explotar nunca su relativamente cercana condición de nueva. Quiere la actual dirección jugar en solitario porque las que vienen son sus
elecciones favoritas. Tendrá que hacerlo al borde del precipicio (¡uy,
ese 5% por debajo del cual no se saca nada en las municipales!).
Todo esto en medio de una situación desalentadora. La DGA apagó el motor
hace tiempo. El Ayuntamiento de Zaragoza (por hablar de la otra gran institución) sigue como un pollo decapitado (sólo han faltado las últimas filigranas presupuestarias de IU). Para asustarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario