Ayer proclamaron al rey Felipe, con las azoteas de Madrid
repletas de francotiradores y las Cortes henchidas (salvo las
excepciones habituales) de un indescriptible (y sobreactuado) entusiasmo
cortesano. Claro que algunos vitorearon primero a Su Majestad desde los
escaños, pero luego, empinando el gintonic, se regalaron con los
últimos chismes (o las últimas noticias) sobre las demandas civiles que
acechan al monarca abdicado, cuando ha perdido la inviolabilidad y aún no posee el aforamiento. Por si acaso, durante el evento institucional fue prohibida la exhibición de banderas republicanas en la zona nacional (ese glorioso centro de la capital ibérica, que desde hace meses es el espacio urbano europeo con mayor presencia policial).
Dicen las personas políticamente correctas que esto no va de monarquía o
república sino de dictadura o democracia. Yo creía que tal dilema había
quedado atrás, en los duros años que transcurrieron del 75 al 82. Pero
algunos de mis coetáneos se han empeñado en que la Transición no alcance
la mayoría de edad. O bien confundieron dicha Transición con la
Restauración canovista y ahora aspiran a calcarla: rey y reina,
alternancia en el gobierno (con los conservadores de hogaño en el papel
de los conservadores de antaño y los socialistas en el de aquellos
liberales de pacotilla), una ley y un fisco que saben distinguir entre
los ricos y poderosos (impunes) y los pobres y mediopensionistas
(sospechosos habituales), la consabida corrupción y, por supuesto, la
oligarquía financiera cortando el bacalao.
La gente, claro, se
rebota. Encima, ni siquiera el fútbol viene en socorro del sistema. La
selección, tan jaleada, se va por el sumidero. Las ligas profesionales
son una ciénaga. El Real (¡Real!) Zaragoza es un chiste.
Pero
hoy, al socaire de los montes de Torrero, encenderán la hoguera que
celebra el solsticio veraniego (20,30 horas, en el Parque de La Paz).
Arrimarán la candela Chema Gregorio y Javier Titi Grassa, proclamados a su vez druidas
del barrio. Habrá musica, y el Coro Libertario cantará los himnos de
rigor. Allí sí estarán permitidas las banderas republicanas.
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