No creo que el secretario general del PSOE aragonés, Javier Lambán,
dijera lo que dijo la semana pasada (eso de que IU y CHA quieren
destruir a su partido) ni por obcecación ni por maldad. Bueno... algo
obcecado sí que se le ve, pues aunque sólo fuera por oportunidad táctica
no tiene ningún sentido tirar pedruscos contra quienes habrían de
asociarse a él en el futuro para darle poder institucional. Pero su
mayor problema es que no se ha enterado de lo que está pasando en
Aragón, en España y en el Mundo global. No sólo le pasa a él. Otras
gentes adscritas al Sistema parecen asimismo incapaces de atender a la
lógica de la situación y se aferran al orden natural porque no
conciben otra opción, y sobre todo porque, si el tinglado se viene
abajo, sus expectativas y ambiciones se irían también al traste.
Leo a políticos profesionales, pero también a sesudos analistas,
académicos y otros observadores cualificados, insistir una y otra vez en
que no hay vida más allá de los convencionalismos sociopolíticos: la
Constitución inmutable, el bipartidismo ordenado, la estabilidad, las
directrices económicas emanadas de la Troika, el orden público presidido
por la autoridad competente, y la Ley... ante todo, la Ley. Es más,
muchos de éstos, andan pidiendo que se estrechen los márgenes
democráticos para impedir que nadie atraviese las murallas que defienden
su ciudad de los bárbaros acampados fuera. Sin embargo, no se
dan cuenta de que el mayor peligro no se ubica extramuros sino en el
mismo corazón de los palacios interiores.
La Ley... ¿Qué Ley? ¿La
que permite al ministro de Justicia indultar a los recomendados? ¿La
que pretende aforar al Rey abdicado, dejándolo inimputable incluso en
causas civiles? ¿La que da largas a los procesos por corrupción pero
acelera las condenas a quienes participaron en piquetes durante las
huelgas? El Sistema (cada vez más parecido al vigente durante la
Restauración) no ofrece nada a la mayoría de la población. Por eso están
pasando ciertas cosas. Por eso (y no por las malas artes de IU o de
CHA) el partido de Lambán se sumerge en una crisis sin remedio. Así de
simple.
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