Fantástico: resulta que Aragón no quiso entrar en el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), aunque Montoro
lo ofrecio mil veces. Junto con Galicia, Castilla-León y Madrid
prefirió buscarse la liquidez por su cuenta, en un alarde de formalidad
financiera y en un deseo de vender que nunca seremos una carga para el Estado (ya saben... queríamos presumir de solventes y de que nos pagamos lo nuestro).
Pero ahora resulta que el ministro de Hacienda, cuyas salidas son
geniales, ha decidido perdonar a las comunidades adscritas al Fondo en
cuestión los intereses de los créditos concedidos por la Administración
central. A ellos (los valencianos, los catalanes, los murcianos y demás
espabilados) les va a salir a coste cero el pastón recibido; aquí
habremos de pagar el rédito convenido con nuestros acreedores. La jugada
nos supondrá entre cien y doscientos millones (de más, claro).
¿Cómo se las arregla Aragón (o mejor dicho los que mandan en esta Tierra
Noble) para que siempre salgamos palmando? Después de años haciendo el
primo en las negociaciones con Madrid, de asumir competencias con
asignaciones peladas-peladas, de pagar directamente obras y
equipamientos que a otros territorios les llegaban por la buena voluntad
del Gobierno central o de ponernos españoles superlativos mientras por
ahí se hacían los periféricos... al final, estamos otra vez (menos Rudi,
¿eh?) preguntándonos si somos gilipollas de nacimiento o qué demonios
nos pasa. Con esto del FLA y los intereses perdonados sólo nos cabe
confiar en que los del PP en la Comunidad de Madrid y en Galicia (con
Castilla-León no cabe contar, pues son tan capullos como nosotros)
pongan el grito en el cielo, se cabreen y exijan que, si hay condonación
de intereses, tal concesión beneficie por igual a todas las Españas y a
todos los españoles. Bueno, en realidad ésa es la doctrina del actual
Ejecutivo, ¿verdad? Rajoy no para de proclamar la igualdad de la
ciudadanía presuntamente soberana, habite en la estepa o a la orillita
del mar. Pero sabemos que eso no es verdad hoy, ni lo ha sido nunca.
Aunque en Aragón (¡qué primos!) nos empeñemos en que sí.
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