Hablan de "renovación", prometen "sorpresas" en sus futuras listas,
pero de momento los partidos tradicionales han seleccionado sus más
significados candidatos entre los de siempre. La oferta para mayo de PP,
PSOE y PAR (probablemente también la de otras formaciones como CHA)
tiene como referente a personajes cuya trayectoria política viene de
lejos, a veces de muy lejos. Rudi, Suárez, Lambán, Pérez Anadón, Aliaga, De Pedro
son gente tan obvia y tan vista que su propia presencia impide imaginar
un debate interesante y creativo sobre el futuro de Aragón o de la
ciudad de Zaragoza (por ceñirnos a los dos ámbitos institucionales más
importantes). Todos ellos han gobernado ya a distintos niveles, todos
pueden ser sometidos a esa prueba del algodón que consiste en
contraponer lo que ahora prometan con lo que hasta ahora han hecho. La
única esperanza de que la campaña de las próximas autonómicas y
municipales ofrezca novedades, genere alguna esperanza y tenga un
poquito de mordiente radica en que los alternativos (sea UPD, sea
Ganemos y/o Podemos) consigan atraer a figuras revelación que aúnen
frescura y capacidad. No será fácil. Poca gente quiere hoy meterse en
política, ni siquiera con marcas posiblemente exitosas. En las
elecciones que están por venir, ganar será incluso más problemático que
perder. Ponerse al frente de administraciones que carecen de recursos o
están medio arruinadas no parece muy atractivo. Eso por no hablar de lo
que supone, a estas alturas, ingresar en una actividad (por no decir un
oficio) tan desprestigiada y sospechosa.
Renovarse no es fácil.
En los partidos más consolidados puede haber (de hecho los hay)
aspirantes a entrar por vez primera en las candidaturas. Es indudable
que algunos de ellos serán invitados a hacerlo, aunque solo sea para
arropar a los cabezas de lista. En todo caso, si en el PP se da por
hecho que todo dependerá de las decisiones que tome la cúpula orgánica
(donde Luisa Fernanda Rudi pretenderá tenerlo todo lo más atado
posible), en el PSOE ha quedado constituido un comité electoral cuya
composición es todo un poema épico, una preciosa colección de
dinosaurios (con perdón) representantes de las distintas familias que
controlan el partido desde tiempos inmemoriales.
En teoría, esta
situación debería beneficiar a las nuevas formaciones, y en particular a
las candidaturas de Ganemos (que en el terreno municipal podrían
integrar a IU y a Podemos) y en todo caso a Podemos, si concurre en
solitario a las autonómicas. Pero esas listas, que se determinarán
mediante primarias, son una incógnita. ¿Quienes querrán entrar en ellas
sabiendo que les espera un duro camino, bajo los ataques del sistema y
la presión participativa de los suyos?
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