Ha costado, pero al final Zapatero y Rajoy han cogido buen rollito. Se les vio muy colegas en la fiesta por la efemérides constitucional y han planificado conjuntamente la posición de España ante la cumbre europea que se celebra hoy. Va Pepelui al evento pero por cuenta de Mariano, quien a su vez ya estuvo en Marsella para darles el preceptivo cabezazo a los jefes de la UE y la Eurozona que son conservadores, como él. Y por cierto que a nuestro presidente entrante se le vio lleno de energía y personalidad. A éste no le van a dictar la lección por teléfono como al saliente. ¡Qué va! Llegó a la reunión del Partido Popular Europeo repleto de iniciativa, se plantó ante la Merkel y el Sarkozy y expuso su posición bien clarito, sin florituras, con una sola palabra: "¡Si!". Y los traductores repitieron como un eco: "¡Ja!", "¡Oui!", "¡Yes!". Toma, toma, toma.
Fíjense que corrieron ríos de tinta y de palabras para describir y analizar la mutua antipatía entre Zapatero y Rajoy. ¡Cómo se ponían el uno al otro en cada debate sobre el estado de la Nación! ¿Se acuerdan? Pero la crisis y la muy resultona victoria electoral de la derecha están haciendo milagros. Donde había crispación hoy hay feeling. Todo por España, naturalmente.
Mariano Rajoy ya tiene hechos los deberes. No nos cuenta nada porque es tímido y modesto, pero sabe muy bien cuál es su deber: ajustar (más) los presupuestos caiga quien caiga, desregular (más) las relaciones laborales y ayudar (más) a los bancos para que se les alegre el dividendo. En el Banco Central Europeo están encantados. Han sugerido bajarles (más) el sueldo a los españoles y crear miniempleos a precio de orillo. Si la cosa sigue así y Rajoy se esfuerza de verdad (que se esforzará), a lo mejor se hace realidad esa fórmula perfecta para acabar de una vez con el paro: que los trabajadores paguen en vez de cobrar.
Bueno, los aguafiestas dicen con aparente lógica que de tanto apretarnos el cinturón y de tanto acojonarnos, la demanda anda por los suelos y se nos echa encima una recesión como una casa. Pero Zapatero y Rajoy ya no se tienen manía, se quieren, se comprenden. ¿A que es bonito?
J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/viernes 09.12.2011
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