Vale, el tema ha dejado de ser apasionante, lo reconozco. Pero la vida (más bien la no vida) del PSOE aragonés está de actualidad, y a la actualidad nos debemos los de este oficio mío. La noticia (o la no noticia) es que Belloch, como no se ha cansado de decir últimamente, no quiere dejar la Alcaldía de Zaragoza. Ni con agua hirviendo ni con lejía ni con sacacorchos extraen a Juan Alberto de su despacho en la plaza del Pilar. Quienes pensaron que mandándole al Senado acabaría por volverse a Madrid (de donde vino), no contaba con el carácter de nuestro hombre. Quienes han creído que derrotada Carme Chacón, a la que el jefe de Cesaraugusta prestó su entusiasta apoyo, éste se vendría abajo, no saben de qué va el tema. Además, si Carlos Pérez Anadón ha sido ascendido a miembro de la macroejecutiva de Rubalcaba... ¿no querrá, encima, ser el baranda de la institución pública más importante que habrá de quedarle al Partido Socialista cuando pierda los gobiernos de Andalucía y Euskadi? No hijo, no.
Zaragoza se convertirá, como digo, en el último reducto de un socialismo hispánico que busca fortalecerse en el interior mientras ve reducirse al mínimo su proyección exterior. Con tal premisa el PSOE aragonés celebrará en un par de meses su congreso, donde se producirá la ascensión a la secretaría general de Javier Lambán. Normal. De toda la vida, el presidente socialista de la Diputación Provincial de Zaragoza ha mandado en el partido. Ahora, claro, la DPZ pertenece al PP, pero Lambán fue el último de los suyos que estuvo al frente del Cuarto Espacio y tejió una red de apoyos rurales. Será secretario general por efecto retroactivo.
Los de Huesca, regular. Están depres y divididos. Ellos sí que tienen una diputación- refugio donde aún se hacen la ilusión de estar en la pomada. También apostaron por Chacón. Mala elección. Marcelino Iglesias, con lo templado que es para otras cosas, no da una a la hora de alinearse en las grandes confrontaciones intrapartidarias. ¡A ver si ahora se frustra el prometedor futuro de Pilar Alegría!
Surrealista y kafkiano. El PSOE aragonés es como un buñuelo de viento, todo envoltura. Qué lástima.
JOSÉ LUIS Trasobares 07/02/2012
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