El Gobierno español ha pedido a la UE que vuelva a incluir la Travesía Central Pirenaica (TCP) en el listado de infraestructuras prioritarias. La solicitud es un brindis al sol que no irá a ninguna parte ni servirá para mover un proyecto que ya nació muerto. Todo el mundo que sabe... sabe que Francia no quiere el supertúnel y que, además, Europa no está para semejante gasto. Pero aunque se produjera el milagro y la TCP perforase las montañas, ¿de verdad tendría efectos tan maravillosos sobre el presente y el futuro de Aragón?
Lo más cínicos (y lúcidos) celebran la famosa travesía como un puente de plata para que lleguen directamente al centro de Europa... los productos hortofrutícolas marroquíes. De hecho, esta misma semana se dio luz verde al acuerdo comercial de la UE con el país magrebí, sin que pudiera impedirlo el ministro Cañete (y por cierto, ¿no serían las recientes soflamas trasvasistas de este caballero una forma de distraer y consolar a los agricultores valencianos y murcianos de la que se les viene encima?). No existe ningún dato objetivo que, a partir del volumen de las exportaciones aragonesas, indique el carácter fundamental de la TCP. Este mítico túnel es otro de esos lugares comunes que dan cuerpo a los discursos oficiales y oficiosos disimulando la triste realidad: que Aragón carece de un modelo estratégico, no tiene objetivos razonables e interesantes y se deja llevar por la inercia mientras fantasea sobre metas imposibles, quimeras más o menos ridículas y confusas aspiraciones que no llevan a ninguna parte.
Es curioso que esta bendita Tierra Noble se entretenga con cualquier invención mientras se muestra incapaz, por ejemplo, de trabar un debate social y político sobre el futuro de sus cajas de ahorro, que (para bien o para mal) han operado durante decenios como los soportes financieros básicos y ahora no se sabe dónde ni cómo acabarán. La bancarización de Ibercaja y CAI (ya en Caja 3) se está produciendo de forma harto solapada y opaca, sin que institución alguna, partido, sindicato o patronal digan esta boca es mía. Increíble.
Aragón ha pasado de cierta modorra optimista a un acojone anastésico. El Gobierno PP-PAR vegeta apaciblemente y el PSOE se ha convertido en una oposición tan plana y discreta como lo fue antes el propio PP. Si CHA e IU no dieran algo de guerra esto sería el Limbo de los bobos. Eso sí, desde el Pignatelli se trabaja (es un decir) en la paulatina demolición de los servicios públicos esenciales. Y de vez en cuando la actualidad brilla por un momento con noticias como la detención del profesor de inglés del consejero Lobón, que éste se había llevado al departamento de Agricultura y Medio Ambiente como ¡jefe de gabinete!
Pero qué confiados somos, madre mía.
JOSÉ LUIS Trasobares 19/02/2012
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