Los dirigentes de Podemos y ZeC (cada cual por su lado) no se
muestran demasiado expresivos. Así que sus votantes están en ascuas. El
sábado se elige a los alcaldes y sería muy gordo que, a falta de un
acuerdo explícito entre ZeC, PSOE y CHA, acabará rigiendo la Ciudad
Inmortal el conservador Suárez. No creo que sean tan bobos.
Que en este momento todo el mundo negocia con muchas prevenciones y
muy pocas ganas de meterse en barros resulta obvio. Pero la geometría
ideológico-política y la aritmética definida por los resultados
electorales es la que es. Y no deja margen para tontadas ni chulerías.
En el caso de las izquierdas, este es un momento fundamental destinado a
cuadrar modelos de pacto entre el PSOE y Podemos (y de este partido con
los demás de la izquierda). La mayoría del electorado está,
precisamente, por esa labor.
Cierto que una cosa es acordar un programa básico (lo más fácil),
otra ver quién toma el mando y otra aún más ardua asumir y gestionar lo
que hay en algunas instituciones. El Gobierno de Aragón y el
Ayuntamiento de Zaragoza, por ejemplo, están hoy en quiebra técnica. A Lambán y a Santisteve no les va a tocar la lotería.
En Valencia la cosa se ha puesto borde. En Andalucía (donde a diario
son detenidos exaltos cargos de la Junta o salen a relucir
adjudicaciones trucadas) Podemos le ha dejado a Ciudadanos el dudoso
honor de investir presidenta a Díaz. En Aragón...
Bueno, aquí no debería haber mayor problema para que el centro-izquierda
(claro ganador el 24-M), ate cabos. Que el PSOE se dé cuenta de que no
está para ir por ahí sacando pecho porque, en las autonómicas, Podemos
se le ha quedado casi a la par. Que este partido entienda el calado de
la responsabilidad que le atañe y se deje de zarandajas y posturitas.
Que CHA sea tenida en cuenta (debería entrar en el gobierno de
Zaragoza). Que, a su vez, CHA prescinda de su orgullo de perdedor
irreductible... Que unos y otros sintonicen con el pensamiento de los
cientos de miles de votantes y se olviden de sus particulares manías y
fobias.
O sea, un poco de inteligencia política. Si no es mucho pedir.
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