viernes, 12 de junio de 2015

Y Eloy regalando la alcaldía de Zaragoza 20150612

Se ha pegado cuatro años clamando porque, según él, se la robó Belloch. Y ayer la regalaba ¡a Pérez Anadón!, con tal de que no la tuviesen los otros. Impresionante Eloy Suárez, eterno y frustrado candidato del PP a la Alcaldía de Zaragoza. Qué sofocos, qué angustias y qué trastornos tienen que recorrer el espinazo de la derecha cesaraugustana (de la fáctica sobre todo) para acabar con el bueno de Eloy dispuesto a inmolarse en el altar de los supremos intereses de la gente bien. Se ofrecía, el pobre, a tragar con el tranvía, renunciar al tranbús, ir en bici, pasar los domingos en el Parque del Agua. Cualquier cosa con tal de impedir que Santisteve (tan rojo, tan hierático, tan imprevisible) llegue a tener en sus manos la vara de mando. Pero Carlos le dijo que no. Normal.

Los hay que ven en estas movidas poselectorales el signo fatal de una etapa de inestabilidad, confusión y locura. Pero... ¿no habíamos quedado en que la negociación y el consenso eran cosas estupendas? En verdad, los potentes debates que se producen estos días, las aproximaciones y distanciamientos, las conversaciones y las consiguientes fintas han puesto sobre la mesa asuntos cruciales: la lucha (de verdad) contra la corrupción, la participación ciudadana, las prioridades en el gasto público, la recuperación de la democracia social... Aquí, por ejemplo, el PSOE y Podemos discuten en estos momentos sobre Aragón TV y Aragón Radio. Según parece, los de Echenique pretenden profesionalizarlas, intensificar su naturaleza pública, alejarlas en la medida de lo posible del consabido tejemaneje; los socialistas, sin embargo, intentan sostener, más o menos, el actual modelo... que es el suyo (y el del PP y el del PAR).

Los tiempos están cambiando. Mejor. No creo que la lógica política esté en grave peligro. Depende, claro, de cómo se enfoque el tema. En el PP, por ejemplo, solo manda Rajoy. Todos esperan ahora sus decisiones, sus dedazos, los cambios y cosas que rumia en su soledad de líder supremo. Parece un Kim norcoreano, mitad héroe mitad dios. Pues vale. No sé si tal situación es muy estable, pero seguro que es muy poco democrática.


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