Virguero el último show dominical de Pedro Sánchez. Se le vio guapísimo, por supuesto. Ya no en mangas de camisa blanca requeteplanchada a golpe de toke,
sino maqueado con un traje negro que caía a las mil maravillas sobre
esa magnífica percha que los dioses han otorgado al secretario general
del PSOE. Según los analistas, con semejante puesta en escena el líder
socialista buscaba recuperar la centralidad (o sea ese mítico
lugar llamado centro político). Pretendía dejar claro que él no es un
radical o un aventurero (¡a la vista estaba!). Y ahí se puso, respaldado
por una megabandera española, abrazado a su atractiva esposa,
discurseando con la justa mezcla de energía y comprensión. Tan estupendo
estuvo, que ayer al triste de Rajoy no se le ocurrió otra forma
de darle la réplica que recordarle quién fue el partido más votado en
las últimas municipales y autonómicas... antes de insistir en que él
(Supermariano) seguirá en el mismo plan ¡y no piensa cambiar de sastre!
¡La extrema izquierda! ¡Uuuhhh! Los tertulianos de la otra acera (o
sea, los patriotas ultraconservadores) buscan en Twitter, en Youtube, en
Facebook y por todos los rincones de la galaxia digital algún rastro
que les permita asustar a lo más pusilánime de su audiencia recuperando
mensajes, canciones, arengas, libertinajes o cualquier cosa que
demuestre el radicalismo de los podemitas, compromises, comunes y demás.
Pero como el PSOE se ha arreglado con estos para pillar poder
institucional, la bendita y desteñida socialdemocracia hispana también
es puesta a caldo por rojeras y separatista. Entonces, Sánchez hizo la
pirueta que comento y apareció cual Obama hispano. Muy
norteamericano, corroboraron los expertos. Bueno, me dije yo, más yanqui
habría quedado la cosa si el jefe hubiese salido a escena tras ganar
unas primarias de verdad (hasta el triste Hollande lo hizo y le fue de maravilla). Pero aquí no se le pueden pedir peras al olmo.
En este plan, de aquí a noviembre en vez de veraneo tendremos un
carnaval por su sitio. "Acabaremos con la corrupción", dijo Sánchez.
Pero cómo, hermoso. ¿Cómo va a ser eso?
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