En su libro Valió la pena, el diplomático Jorge Dezcallar,
recuerda los aciagos días de marzo del 2004 (tras el 11-M) cuando era
director del CNI. Entonces el Gobierno le excluyó del Gabinete de crisis
montado tras los atentados, le dejó sin información y finalmente le
exigió que señalase a ETA pese a que la autoría islamista era sabida y
estaba demostrada. Para él no hay dudas: Aznar y Rajoy
(presidente saliente y candidato del PP, respectivamente) sabían que,
si las bombas eran vascas, las elecciones estaban ganadas; pero perdidas
si las habían puesto los yihadistas. Por eso mintieron como bellacos.
Aunque, bueno... Blair acaba de reconocer que la
invasión de Irak fue un error y que allí nunca hubo armas de destrucción
masiva. En cambio, nuestro José María sigue en sus trece e incluso
asegura que aquella triste aventura bélica "sirvió a España".
Quiero decir que en este país de países nuestro, el desprecio a la
verdad política, la decencia y el respeto a la ciudadanía viene de
lejos. Por ello no puede extrañarnos ver hoy a los nacionalistas
catalanes despreciar olímpicamente todos los modelos de secesión
democrática (referendo con pregunta clara y simple, participación masiva
del censo y respuesta favorable a la independencia por parte de una
mayoría muy cualificada), ni que sustituyan el derecho a la
autodeterminación por una extraña rebelión parlamentaria. Pero claro... ¿que otra opción tienen? Sin este demencial procés Mas sería un cadáver político y Convergencia estaría acabada.
Así, han disfrazado de victoria sus magros resultados electorales. Artur está vivo. Y Rajoy,
adalid del otro nacionalismo, el españolista, le da oxígeno sin parar,
porque el desafío separatista le permite a él llamar a su vez a la
unidad de los españoles, concitar una alianza patriótica en torno
suyo... y ganar en la próxima cita con las urnas. Tal vez la gente no se
creyese lo de la recuperación. Pero hoy España está en peligro, y eso
ya... Sánchez y Rivera tendrán que entrar en razón. En cuanto al Coletas Iglesias (cuyo partido e IU parecen los únicos un poco cuerdos), siempre cabe ignorarle.
Es el delirio. Calculado y canalla.
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