Sí, lo sé: hasta el 20-D, e incluso hasta
mucho más allá, la política española va a ser un delirio total,
etiquetado, eso sí, como sentido común. Sentido común... ¡Ja!
Prueben ustedes a explicarse la realidad mediante los métodos
políticamente correctos y ya me dirán si les salen las cuentas. Aunque,
claro, siempre hay gente capaz de creerse cualquier cosa. Pero yo no
hablo de fe sino de la lógica más elemental. Ya saben: dos y dos,
cuatro.
Acabamos la semana pasada en medio de una euforia absurda porque la
EPA acababa de detectar el descenso de la población activa, la
disminución de los contratos fijos, el aumento del empleo precario y la
multiplicación de los llamados falsos autónomos. O sea,
parálisis permanente de la economía productiva, sistemático deterioro de
los derechos laborales y reducción constante de los ingresos de la
Seguridad Social. Sin embargo Rajoy vendió este
desastre como una victoria. Al día siguiente, el Banco Central Europeo
puso en marcha nuevos incentivos, acojonado ante la obvia ralentización de la economía. Ni caso. Aquí estamos a lo que estamos y todo vale.
Los de la derecha europea se reunieron en Madrid. Penosos, de Merkel
para abajo. Nadie explicó cómo podrán resolverse los agudos problemas
de la UE y el euro. Sin embargo, TVE (el colmo de la manipulación
informativa por cuenta del erario) dio a entender que aquello había sido
la mundial. Los atribulados españoles (y en especial los no menos
atribulados catalanes) se quedaron sin saber que los del PP continental
no aprobaron por unanimidad la declaración a favor de la inquebrantable
unidad de España porque los fachas de la CDU bávara se hicieron los
longuis. A la postre, Alemania sufre a día de hoy notables tensiones
territoriales entre los progresistas federales del norte, y el estado
libre asociado de Baviera, que se niega a compartir nada con nadie. En
todas partes cuecen habas, por supuesto.
De Aragón y Zaragoza ni les cuento. Tendría que explicar lo
inexplicable. Aunque, si nos atuviésemos a lo contante y sonante, quizás
podríamos prescindir de paradojas y misterios. Ya habrá tiempo de aquí
al 20-D.
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