El helicóptero Superpuma del 802 Escuadrón de Búsqueda y
Rescate desapareció de los radares a las 15 horas del jueves. Volaba
desde Senegal hacia la base canaria de Gando. A partir de ese momento,
una increíble combinación de despropósitos, fallos y carencias
convirtieron el accidente en un nuevo misterio de la siempre misteriosa
actividad del Ministerio de Defensa. El titular de dicho departamento, Pedro Morenés,
y sus portavoces han manejado el caso desastrosamente. Cuatro días
después, cuando escribo este artículo, tres militares españoles siguen
desaparecidos. El secretismo oficial ha logrado mantener el tema en un
segundo plano informativo. Pero ya se han filtrado algunas
particularidades del caso: Marruecos nos ha tomado el pelo, el
despliegue en ayuda de los tripulantes del Superpuma ha sido tardío y lamentable, la confusión es total... y España, una vez mas, ha mostrado su debilidad militar.
¿Han sido secuestrados por piratas los tripulantes del Superpuma?
¿Perecieron o están a la deriva en su balsa o en algún cayuco local?
¿Por qué aseguraron los marroquíes que ellos ya habían rescatado a
nuestros militares?... No se sabe. Pero el misterio tiene otras
vertientes aún más obvias: ¿Si el helicóptero flotaba sobre el océano
frente a las costas del Sáhara, cómo es posible que no se activase una
operación de rescate inmediato manteniendo la zona bajo control mediante
medios aéreos? ¿No había en Canarias un patrullero de altura que
pudiera alcanzar en horas la zona crítica? ¿Quién fue el responsable de
que se hiciera el sábado lo que había que hacer el jueves y el domingo
lo que hubiese sido necesario el viernes?
Pero no nos extrañemos.
Mandamos tropas a la exYugoslavia, a despeñarse con los BMRs por la
carretera del Neretva. Perdimos a toda la célula del CNI en Irak,
masacrada por no se sabe quién. Y la catástrofe del Yak... Eso sí, el PP ha manejado siempre estas cosas con un desparpajo extraordinario. Si lo del helicóptero pasa cuando Chacón era ministra, ni les cuento.
Oye, y ahora veo a Rajoy por la tele. Cuenta maravillas. Rebosa autoestima. Otro misterio, mira.
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