Podemos ha sacado una conclusión de las elecciones catalanas: a
partir de ahora siempre se presentará en las citas con las urnas con su
propio nombre y de rigurosa etiqueta. Eso ya lo venía diciendo Echenique,
atendiendo a la experiencia de lo sucedido en las municipales de
Zaragoza, cuando mucha gente llegó a los colegios preguntando cuál era
la papeleta de Podemos para el ayuntamiento, y enseguida la junta
electoral prohibió a los apoderados e interventores del partido (y de
IU) que diesen explicación alguna. El resultado fue que ZeC perdió por
despiste varios miles de votos. En Cataluña, a los del Si que es pot les
pasó algo parecido. Pero allí...
Habría que ir un poco más lejos. Siendo cierto lo del valor de la
marca, a Podemos la pasan otras cosas. Que ha sido sometido a un
vendaval crítico de obvios efectos abrasivos. Que le falta tiempo para
organizarse. Que le han sobrado elecciones secundarias y las
más convenientes, las generales, llegan al final. Que debe competir con
otras izquierdas declinantes... o emergentes. Que su novedad ha quedado
sometida a las urgencias prácticas... Pero, sobre todo, que no han
podido construir una alternativa simple, clara, transversal e
intemporal, una alternativa... nacional.
El propio Iglesias pretendía dirigirse a la mayoría,
a la gente, a los de abajo: el 90% de la población, más allá de
izquierdas y derechas. Pero eso solo se logra con una propuesta muy
elemental e interclasista. Es el secreto de los nacionalistas
periféricos, que en una sola palabra, independencia, resumen todo su
programa y además pueden venderlo con un poderoso envoltorio emocional:
banderas, símbolos, himnos, mitos... No necesitan renovar el
argumentario ni entrar en disquisiciones, les basta con repetir siempre
lo mismo.
Pero los líderes de Podemos no pueden hacer lo propio en una España
variopinta, contradictoria y cuyos imaginarios fueron raptados y
pervertidos por los reaccionarios hace siglos. Deben salir a la palestra
cada día con discursos complejos y referidos a la situación concreta. Y
el repertorio se les agota. Son patriotas sin patria.
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