Cuando presentó en Zaragoza su libro La rebelión catalana, Antonio Baños,
periodista como yo y uno de los intelectuales orgánicos de la CUP
(además de diputado en el nuevo Parlament), explicó su definición de
internacionalismo: las naciones y sus nacionales --vino a decir-- se
coordinan para actuar en asuntos de interés compartido, cada cual en su
sitio. Estábamos en la Librería Cálamo, y Baños dialogaba conmigo (más
bien debatíamos civilizadamente) en torno a los temas de Cataluña. Su
punto de vista me dejó en varias ocasiones lleno de perplejidad. Porque
supuestamente era un enfoque de izquierdas, pero nada tenía que
ver con las tesis más básicas de las izquierdas que en el mundo han
sido. Déjenme exponerles mi criterio al respecto.
Mañana, domingo, a las seis de la tarde, llegan a la estación de
autobuses de Zaragoza varios vehículos que traen gente de otros lugares
de España dispuesta a participar en las Euromarchas 2015, una
movilización internacional que incluirá activistas, sindicalistas y
perjudicados (por los recortes, por la desigualdad creciente, por las
políticas ultraliberales) de varios países. A las siete de la tarde, en
la plaza del Pilar, habrá un recibimiento y una asamblea ciudadana. El
lunes, la marcha continuará camino de Bruselas. Españoles, franceses,
belgas, alemanes (hay prevista una manifestación en Berlín), italianos,
griegos, austriacos... confluirán en la capital administrativa de la UE
para protestar juntos y revueltos. Eso, queridos amigos, es
internacionalismo: la organización transnacional de los pueblos para
resistir el asalto de los poderosos, que también actúan de forma
concertada. Desde tal perspectiva, los trabajadores de VW, y los de
Skoda o Seat se saben ciudadanos de un mismo país que transciende los
límites geográficos y por supuesto no coincide con las patrias de los
directivos tramposos. Ni el país de la gente que cumple con el fisco es
el de los millonarios que se refugian en los paraísos fiscales. Ni el de los ricos cada vez más ricos es el de los pobres cada vez más pobres.
De ahí el internacionalismo. Cosa distinta de la que decía Baños.
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