Cuando el gran ajuste nos ronda cual hiena hambrienta, asuntos secundarios como la supuesta reorganización del parque móvil del Gobierno de Aragón son cosas de mucho ruido y pocas nueces, un reclamo demasiado fácil y demasiado confuso, aunque al PP le encante el tema.
El actual Ejecutivo aragonés (PP-PAR) usa los los automóviles de la DGA como instrumento de agit-prop. Alarma a las abuelitas contabilizando en la flota heredada viejos semovientes (incluso algún Opel Omega con decenios de servicio), habla con mucha alegría de las altas gamas, mezcla los coches de servicio y los coches oficiales... Al final, el anuncio de que se va a prescindir de los cacharros más destartalados o del blindado de Iglesias solo impresiona a los inocentes. El susodicho blindado, por ejemplo, ya no tiene sentido si ETA se mantiene inactiva, y además es un armatoste lento, de difícil manejo y peligroso en carretera. Es lógico que la actual presidenta (como hizo en La Mancha su colega Cospedal) pase de él. Eso no tiene mérito.
Tienen razón quienes abominan de los coches oficiales (sobre todo cuando se los ve aparcados frente a La Aljafería afeando la perspectiva). Hay que alabarle el gusto a Ibeas, la líder de CHA, que renunció al suyo. Ir de aquí para allá sobre ruedas aisla a los políticos y les aleja de la realidad... Cierto, pero éste de los coches no es ni de lejos el problema más grave que tenemos entre manos y además no se va a resolver con gestos simbólicos sino con un cambio total de actitud.
La clave está en otros enfoques, otros modelos. Por ejemplo: España va a seguir teniendo uno de los salarios básicos más bajos de la UE; pero seguirá organizando costosísimos grandes premios del motor, regatas y saraos, mientras intenta pillar olimpiadas y el mismísimo mundial de fútbol (¡a medias con Portugal!).
O sea, que mucho hablar de los coches oficiales (que además siguen al servicio de los nuevos jefes) pero nos tiramos largos organizándole espectáculos al mundo. Y menos mal que nuestra Luisa Fernanda tuvo un arranque y le retiró al Agapito los nueve kilates anuales. ¿Ven?, eso sí es ahorrar.
J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/miércoles 04.01.2012
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