Esto es un disparate, y el personal anda descolocadísimo. Oigo a Garzón explicarse ante el tribunal que le juzga por el nefando crimen de haber investigado la red corrupta conocida como Gürtel, y alucino. ¿Pero cuál es el problema (aparte de haber puesto de manifiesto que el PP también moja)? ¿Cómo puede ser que se criminalice a un magistrado por cumplir con su obligación? Y todo va por el estilo. El debate político es un puro delirio pues nadie quiere ver la tranca en el ojo propio, y en el habitual reparto de mierda los conservadores pregonan con furor ¡Andalucía!, ¡Andalucía!, mientras los del PSOE claman ¡Valencia!, ¡Valencia!. Y, claro, la despavorida ciudadanía solo atina a gritar ¡Socorro!, ¡Socorro!
En Aragón todo bien, como siempre. El PP, inquieto quizás porque el Heraldo se ha apuntado a meterle caña a Motorland (el excalestric del PAR), lanza otra ofensiva sobre su objetivo favorito: el tranvía. Así que ha presentado unas extrañas cuentas para demostrar que cada viaje sobre raíles sale por un Potosí (para lo cual vuelcan el coste de toda la inversión tranviaria sobre la actividad del primer año y de esta manera les salen cifras de escándalo).
Y así, en medio del ruido, de los gritos, de los llantos por Manuel Fraga (aquel franquista que ahora nos es presentado como padre de la democracia) y de los trajines del desdecido Rajoy, en nuestra tierra Noble ha ocurrido que el Departamento de Educación de la DGA acaba de quitar a la Fapar (la federación de asociaciones de padres de alumnos de los centros públicos) las dependencias que tenía asignadas como sala de reuniones y almacén-biblioteca en el edificio Rosa Arjó. Y lo ha hecho para conceder ese mismo espacio... ¡a Fecaparagón, que organiza a los padres de los centros católicos concertados!
Quiero creer que este ataque a 403 asociaciones que agrupan a cien mil familias ha sido fruto de un error o de algún acceso de majadería en el entorno de la consejera Serrat. Porque, si se trata de una muestra de sectaria ferocidad derechista, entonces habrá que pensar en remangarse y aprestarse a defender con uñas y dientes la escuela pública aragonesa. Hay cosas que ni se puede ni se debe tolerar.
J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/miércoles 18.01.2012
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