El incremento del paro, el programa de acercamiento y rehabilitación de
presos de ETA, la prudencia diplomática en el tratamiento del caso Repsol...
todo ello hubiera sido catalogado por el PP como un golpe bajo al
Estado, una traición y una cobardía, si no fuese porque ahora es dicho
partido el que gobierna España y el que tiene que pechar con las tres
ingratas circunstancias. Gajes de la vida. No me extraña que la extrema
derecha ponga el grito en el cielo y que no pocos votantes de Rajoy anden desconcertados.
Y a la inversa, ¿cómo es posible que habiendo desaparecido Zapatero
de la circulación, sigamos yendo de culo y cuesta abajo? ¿Por qué
estamos pasando de la destrucción masiva de empleo en la construcción y
sectores afines (economía irreal) a un derrumbamiento progresivo de los
servicios e incluso la industria (economía real)? ¿Quién puede negar a
estas alturas que el abaratamiento del despido (iniciado por el Gobierno
que presidía el triste e incauto Pepe Lui y continuado a paso de carga
por el actual Ejecutivo) está produciendo una acelerada amortización de puestos de trabajo?
Hay gente del PP (como del PSOE) que nunca verán cosa mala en lo que
hagan sus jefes. Me recuerdan a los ilusos que pusieron sus ahorros en
Nueva Rumasa por pura afinidad ideológica con el pobre Ruiz Mateos
(un señor tan emprendedor y tan formal) y que aún le defienden tras
haberles dejado sin un céntimo. Pero alienaciones al margen, debe ser
duro para las gentes de orden comprobar que ni los datos del paro ni la
prima de riesgo ni la Bolsa ni factor alguno llevan visos de mejorar. Na
hay brotes verdes, no se ve la luz al final del túnel, los mercados no
nos entienden. Merkel, menos.
En el espacio conservador
español, los superpatriotas ansían desmontar el sector público y anular
los derechos sociales y políticos para que así la economía se recupere sola
y España, aunque quede arruinada, se entregue al fin en brazos de sus
auténticos dueños. Tomado ese rumbo, reinsertar a los exterroristas,
fanfarronear para luego achantarse ante Kirchner o alcanzar los seis millones de parados es asumible. Ya no es traición. JOSÉ LUIS Trasobares 28/04/2012
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