Llegamos al jueves de Pasión camino del calvario financiero. Escoltados por los sayones de la gran banca ascendemos hacia el Gólgota, conscientes al fin de que los mercados quieren nuestro dinero, nuestras expectativas, nuestro futuro, nuestra sangre, nuestra carne y hasta el tuétano de nuestros huesos. Ayer, mientras la prima de riesgo subía de nuevo y la Bolsa se caía un poquito más, Rajoy y los suyos explicaban que este ajuste insufrible nos beneficiará "a la larga", pero el presidente del Banco Central Europeo, el tecnócrata Draghi, advertía que se han acabado las contemplaciones, que el modelo social europeo está muerto y que no hay piedad para los honrados.
Sabemos que España paga mucho más por los intereses de su deuda que por el seguro de desempleo. Sabemos también que los Presupuestos Generales están cogidos con hilvanes y deberán ser complementados con nuevas y mayores putadas conforme avance el ejercicio. Y no ha hecho falta que pasara mucho tiempo ni que aguzáramos nuestra perspicacia para darnos cuenta de que la presentación el viernes pasado de esas cuentas del Estado fue una escenificación tan plagada de mentiras evidentes que ni una sola afirmación hecha entonces por Soraya Sáenz de Santamaría coincide con la realidad. Hombre, es bien sabido que los jefes suelen ser troleros profesionales. Vale. Pero decir en el Telediario que se mantendría el gasto social "en becas, por ejemplo", cuando las partidas pertinentes (empezando por la correspondiente a las becas) pegan un bajón ostensible es pasarse un pelín.
España, que nunca alcanzó la altura de un Estado del Bienestar genuino, ahora cae en barrena (pilotada primero por un pusilánime incompetente y ahora por un reaccionario impávido y aún más incapaz). Las fuerzas del caos financiero nos traen y nos llevan cual hoja en medio de la tormenta. Ayer nos castigaban por gastar mucho, hoy por invertir poco. Y para colmo, según me cuentan, los defraudadores tampoco andan muy entusiasmados con la amnistía fiscal que les ha regalado Montoro. No están las cosas como para sacar la pasta de las cajas de seguridad, dicen. La releche en bicicleta.
JOSÉ LUIS Trasobares 05/04/2012
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