A los patriotas españoles les perturba que los patriotas catalanes organicen un simposio titulado España contra Cataluña,
que sin duda ha de ser un nuevo clímax en la sarta de equívocos,
manipulaciones y flagrantes mentiras que los patriotas suelen utilizar
para asentar sus mitos y difundir sus simples programas: patria, patria,
patria. Quienes no somos nacionalistas ni especialmente identitarios y
creemos que nacer en un lugar o en otro no determina la forma de pensar
estamos fuera de juego en esta demencial partida entre gente tan
arrebatada. Ocurre que somos capaces de tirar de memoria y de acudir a
la historia para saber a) que a Cataluña ningún poder (ni los Borbones absolutistas, ni la Restauración, ni Franco)
le hizo nada que no hiciese al resto de España, como tampoco fue
diferente en aquella comunidad la relación entre clases o el desarrollo
de las luchas sociales, y b) que entre los poderosos de turno
(los que oprimían y explotaban) hubo también catalanes. Así que ahora
mismo el evidente choque entre patriotas de signos opuestos es solo un
artificio político (exacerbado por la crisis), por muchos simposios que
hagan los unos y mucho revisionismo histórico que intenten los otros.
España (la España oficial, la España negra) fue durante siglos una mala
madre de sus hijos. Y no creo, por cierto, que una futura Cataluña
independiente ejerza mejor su función maternal (dicho sea en sentido
simbólico). Entre que sea el PP quien te recorte los servicios o que sea
CiU, no parece haber gran diferencia. La misma que hay entre que te
tundan a palos guardias civiles o mossos.
Aquí nos hemos
empeñado en anular la memoria y esta vuelve a nosotros una y otra vez
con visiones espantosas y agravios nunca resueltos. No entendemos el
país en que vivimos y nos aferramos a él o a sus apéndices
independentistas fabricándonos recuerdos a la medida. Por eso hay gente
tan extraviada. Ayer, sin ir más lejos, cuarenta años después del
incendio de la Tapicería Bonafonte, aquel suceso volvió a mí. Sentí un
escalofrío. Y no hubo sentimiento patriótico alguno que me confortase.
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