Si no había dicho nada sobre esa ley destinada a preservar la
identidad de Aragón elaborada por PP y PAR es porque este tipo de
mixtificaciones me producen reacciones irónicas, y sé que hay gente
dispuesta a enfadarse mucho si alguien bromea con la histórica
naturaleza de la Tierra Noble. De hecho, Rudi y Biel se
rebotaron también el otro día cuando algún colega les preguntó si, al
igual que sucede con País Vasco y Navarra, su iniciativa identitaria e
historicista representaría una modificación sustancial en el sistema de
financiación de la comunidad. ¡Por Dios! A quién se le ocurre sacar a
relucir dineros, impuestos y haciendas forales cuando lo que está sobre
la mesa es el sacrosanto pasado de un Reino milenario, cuyos colores
paseaban en sus lomos todos los peces (¿catalanes?) del Mediterráneo.
Lo siento, pero cuando veo y escucho a don José Ángel hablar muy serio
sobre las esencias tierranoblenses no puedo evitar que la risa me suba a
los labios. Más sabiendo que la flamante ley en cuestión fue
previamente enviada a Moncloa para que dieran el nihil obstat, y
que en la anterior legislatura el PAR ya propuso una cosa muy
parecida... ¡que entonces el PP votó en contra! Pero bueno, se trata
solo de una inocua movidilla baturroespañolista a costa de la historia.
Si han sido capaces de llamar lapao al evidente catalán que se
habla en la Franja, ¿por qué no habrían de liarse también con el Reino,
la Corona, el Justicia y el foralismo que perdimos (otro ocasional
episodio de enfrentamiento en el rey) hace tres siglos?
Biel solo
quiere levantarnos la autoestima, pero esta vez... ¡gratis! Aragón está
retrocediendo en todos los terrenos donde tenía planteadas las
reivindicaciones estratégicas más manoseadas y oficiales: comunicaciones
con Francia, ¡el Canfranc!, inversiones en las comarcas deprimidas,
recuperación demográfica, eficacia administrativa... Hay recortes cada
día. Las sociedades públicas son un agujero negro capaz de devorarlo
todo. Así que un poquito de patina histórica y de bla, bla, bla
identitario viene bien para subir la moral. Además, en Madrid están de acuerdo. Siendo así...
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