En un artículo publicado la semana pasada en El País,
el presidente de las comunidades judías en España acusó a quienes se
han manifestado contra la masacre en Gaza de hacerlo a favor de la
organización Hamas. Tan burda manipulación forma parte del argumentario
elaborado por el actual Gobierno de Israel, según el cual las milicias
palestinas carecen de razones para realizar acciones de resistencia y
son las únicas culpables de los bombardeos "defensivos" que el ejército
hebreo lleva a cabo en la atestada franja. Dicho argumentario resulta
particularmente repugnante y demuestra el increíble grado de abyección
moral en el que se ha sumido la extrema derecha sionista (y por
desgracia la mayoría de la población israelí). Por supuesto, apenas
nadie de quienes han alzado su voz ante la matanza indiscriminada de
palestinos (¡400 niños!) simpatiza con Hamas. No tiene que ver una cosa
con la otra.
Hamas no constituye una verdadera amenaza
para el estado de Israel, cuya potencia militar (respaldada por una
potente y avanzada industria bélica propia y por EEUU) no tiene parangón
en la zona. Esa organización (integrista, autoritaria y nada simpática)
es consecuencia de la desesperación de un pueblo privado de su tierra y
de los más elementales derechos. ¿Qué harán los niños gazatíes que han
sobrevivido a la masacre cuando tengan edad para empuñar una piedra o un
fusil? Con una infancia rota y marcada por el odio, difícil será que se
muestren razonables.
Las realidades son complejas. A mí no me gusta El Assad... pero todavía menos la manera en que se desestabilizó Siria para mayor gozo del yihadismo. No me gusta tampoco Putin..
pero dudo de las intenciones del actual Gobierno de Ucrania, cuya
creciente brutalidad, aunque bendecida por los USA y la UE, no augura
nada bueno.
Claro, también estuve siempre contra ETA...
pero critiqué abiertamente las torturas, los GAL y toda práctica que
pudiera considerarse terrorismo de estado. Porque se es demócrata (en
toda la extensión que tiene hoy ese término) o no se es. Esta es la
única simplificación que me vale.
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