viernes, 29 de abril de 2016

Cuando la gente vota, nada está escrito 20160429

Algo de razón tienen quienes critican la democracia liberal, la democracia burguesa, la democracia representativa, pues toda elección abierta viene matizada por su contexto. El dinero, el control de la información, la comunicación dirigida, los paradigmas preestablecidos... todo contribuye a determinar los resultados de cualquier consulta y a modificar esa libre voluntad de la ciudadanía, que jamás existirá como elemento químicamente puro. ¡Ah!, pero no hay mejor procedimiento que el sufragio secreto para decidir gobiernos, jefaturas, presidencias y secretarías generales. A pesar de los pesares, cuando la gente va camino de la urna nada está decidido de antemano. Y en estos tiempos digitales y fluidos, todavía menos.

El sobresalto que se ha vivido en UGT-Aragón tras la inesperada aparición de un candidato alternativo a la secretaría general sirve como ejemplo. Hace pocos años hubiera sido impensable que tal situación pudiera impresionar al aparato vigente. Pero ahora... Se dijo que José Ángel Oliván era un tapado preconcebido, no un recién llegado limpio de polvo y paja. Pero en todo caso su irrupción desafió todas las reglas del juego, porque su oponente, Daniel Alastuey, fue investido jefe hace tres años sin oposición ni más trámite que el dedazo previo de su predecesor, Julián Lóriz, y el burocrático asentimiento de los cuadros. Ayer, sin embargo, todos contuvieron el aliento hasta el último segundo... No estaba claro el desenlace. Alastuey ganó, aunque su informe solo obtuvo un aprobado muy rapadillo.

Por eso yo aconsejaría no dar nada por supuesto en lo que al 26-J se refiere. Tal vez quepa imaginar que Rajoy, con su táctica fabiana (o más bien tancrediana), logrará convertir el paso del tiempo y la inacción en decisivas ventajas. O que Rivera recogerá los réditos de su astuta imitación del centrismo dialogante. O que Sánchez seguirá de capa caída. O que Iglesias, desfondado, se vendrá abajo con todo el marasmo de confluencias, izquierdas unidas y otras gaitas... Sin embargo, estos son tiempos de incertidumbre y mudanza. La ciudadanía está muy escamada. Nada está escrito. 

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