La mayor parte de la ciudadanía desea que el Sistema sea reseteado o
regenerado de alguna forma. Sin destruirlo, sin traumas, aplicando al
pie de la letra los códigos democráticos. A su vez, los agentes del stablishment quieren convencernos de que los mismos jefes que han permitido o propiciado la corrupción acabarán con ella (como presumen Rajoy y los suyos), y nos venden como solución algunos retoques cosméticos y una pragmática adaptación a las circunstancias. PP y PSOE se presentan hoy ante el público enarbolando la bandera de la honestidad y la transparencia (Sánchez,
ofrece su propio ascenso a la presidencia del gobierno como garantía
absoluta). No parecen ser conscientes del grado de alarma y hartazgo que
han provocado los escándalos protagonizados por cuadros y dirigentes
suyos.
Esta atmósfera asfixiante incubó el 15-M. Y de ahí vino
Podemos (Ciudadanos también se apunta al quincemayismo, pero no cuela).
Que la formación liderada por Iglesias haya avanzado
electoralmente a tan buena velocidad se explica porque es a la vez un
vehículo para la protesta y el pataleo... y una posible opción de
rehabilitar integralmente esta devaluada democracia. Por ello es
comprensible que los poderes fácticos y sus agentes políticos se
alinearan contra el nuevo partido y lanzasen contra él una abrumadora
campaña de desprestigio.
Podemos ofrece una ventaja: no es culpable de nada de lo que ocurre (los intentos de situarlo a la altura
de los demás son ridículos). Pero plantea un interrogante fundamental:
¿será la solución?. Ahí, las dudas crecen. La reducción al simplismo y
el dogma, la naturaleza ciclotímica de su líder, la manera en que éste
ha neutralizado a Errejón (el más inteligente y creativo del equipo), la sustitución de la democracia participativa por el centralismo democrático... todo chirría. Podemos corre el riesgo de atomizarse en la periferia (el abertzalismo
es un cáncer para las izquierdas), quebrarse por dentro y refugiarse en
los desplantes y los panfletos en vez de elaborar propuestas reales
para transformar de verdad la realidad. Cuidado. Si no llega a ser una
solución... no será nada.
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