Esto no se lo esperaba nadie, ¿o sí? De repente, el PP se está quedando sin gasolina y ayer se paró en la cuneta. En Andalucía, aunque parezca mentira, la suma de los sufragios de PSOE e IU superó en diez puntos los obtenidos por los conservadores. En Asturias, el margen cedido por el Foro de Álvarez Cascos tampoco lo rentabilizaron los de Rajoy, completamente frenados. Con los altos índices de abstención habidos en ambas comunidades el barrido de la derecha parecía cantado, las encuestas lo daban por hecho... ¿Qué ha pasado entonces? Pues que la gente no se traga el aceite de ricino que le recetan desde Moncloa. Así de simple.
A estas alturas pocos siguen creyendo que la llegada del PP al Gobierno de España nos vaya a sacar de la crisis. Su crédito se agota a una velocidad de vértigo. Que Arenas haya perdido una victoria que estaba cantada es inaudito. Que Griñán se haya salvado con los EREs a cuestas resulta alucinante. IU se sube a la parra. Y el jueves 29 está convocada una huelga general.
La ciudadanía no aceptará sin más una reforma laboral tan feroz y regresiva como la que está en marcha, ni un ajuste que se dirige frontalmente contra los trabajadores y las clases medias. Por muy deteriorada que esté la izquierda oficial (que lo está), por mucho que hayan agotado su crédito los sindicatos (y vaya si lo han agotado), por muy paralizante que resulte el estado de shock causado por la crisis... la mayoría social está obligada a resistir la que le están echando encima. No le queda otra alternativa.
El PP se lo debería pensar. Su firme suelo electoral se resquebraja por momentos. El argumentario carajillo party ya no funciona con la misma contundencia. La relatividad de anteriores victorias en las urnas (producidas más bien por el desaliento de las agotadas izquierdas) se pone de manifiesto. Pese a su hegemonía, la derecha española está abocada a replantearse su estrategia ultraliberal. Eso, o en menos de un año la situación del país puede complicarse en extremo. Vivimos tiempos caracterizados por la fluidez, por la velocidad de los cambios. La inestabilidad lo domina todo. Ayer lo pudimos comprobar. Menuda sorpresa.
JOSÉ LUIS Trasobares 26/03/2012
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