Está claro que a la cuenta del Partido Aragonés suele ir una cantidad de asuntos vidriosos cuya proporción supera la presencia institucional de dicha fuerza política. Fíjense: La Muela, las depuradoras, Gran Scala, Motorland, Asael, el Fleta, el Plan RED... En consecuencia, una parte de la opinión pública carga contra el PAR y sus votantes, considerando que la presencia regionalista en los gobiernos y su posterior función de bisagra o clavico es una de las claves de nuestro particular barullo y nuestro notorio despiste estratégico. El inefable José Ángel Biel, el hombre que de manera más pertinaz y constante ha sido jefe y ha manejado el poder político en la Tierra Noble, aparece a su pesar como el malo de la película, y los que van con él del bracete pasan por buenos o regulares. "Esto es (o era) un tema del PAR", te dicen los coaligados habituales cuando les sacas a relucir alguna cuestión polémica.
Pero habría que precisar varias cosas. En primer lugar, el PAR casi nunca ha gobernado solo ni en la DGA ni en otras instituciones relevantes. O iba con el PP o con el PSOE. Ha cambiado de pareja según las circunstancias y en cada caso ha obtenido abundantes concesiones, regalos y caprichos. Así, desde que Biel inició su romance (amortizado ya) con Iglesias, el socialista fue perdiendo ecuanimidad y acabó secundando o tolerando todas las iniciativas de aquél (y a la recíproca, claro). Luego (cuando ya no hubo puertas que abrir ni hacer girar) han venido no pocos arrepentimientos y resquemores, sobre todo al ver el amor de antaño encamado con el rival. Pero ya es tarde y de todas formas el PSOE sigue sin encararse públicamente con el PAR. Doce años de cariño sin límites son muchos años y dejan mucha huella. Y con el PP pasa lo mismo (o muy parecido), como bien se ve actualmente.
PP y PSOE han seguido la partitura regionalista en las comarcas, han respaldado los proyectos (algunos simplemente demenciales) bendecidos por el amigo José Ángel y han dejado que éste y su gente dirigiesen a su antojo áreas clave (Industria, Medio Ambiente u Ordenación Territorial, nada menos). O sea que aquí las culpas, si las hay, van repartidas. A cada cual, lo suyo.
JOSÉ LUIS Trasobares 07/03/2012
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