De repente, distintos observatorios cualificados, ONGs y medios de comunicación han caído en la cuenta de que España y sus regiones constituyen un entramado opaco cuyos gobiernos actúan en secreto y donde la comunicación oficial muestra infinitamente menos de lo que oculta. No podemos compararnos con otros estados de nuestro entorno (empezando por los USA), porque allí la transparencia es obligada y está regulada por ley. También allí se miente. Ello no evita por completo la mentira y la corrupción, pero tales trampas son pecados imperdonables; mientras que aquí las paredes que debían ser de cristal son de plomo y a todo el mundo le parece la cosa más natural del mundo.
Aragón ha vivido situaciones kafkianas, como ésa de hace poco, cuando fue preciso un arduo debate parlamentario y elaborar el correspondiente dictamen jurídico para que el Ejecutivo autónomo diese a conocer el famoso contrato entre Motorland y Dorna relativo a la polémica prueba anual de Moto GP. Un oscuro acuerdo mercantil que chupa dinero público por un tubo venía siendo materia confidencial, y cuando se ha hecho público sólo hemos podido calcular parte del montante comprometido, pues nadie ha tenido a bien explicar el coste de instalaciones, seguridad, publicidad, personal, atenciones... Increíble.
Nos escamotean los datos más elementales, nos hacen trampas, nos distraen con información averiada. ¿Por qué el consejero de Industria de la DGA apoya su milonga sobre los retornos de Motorland citando las invenciones de la Cámara de Comercio e Industria de Teruel pero no aporta cifras contrastadas sobre aumento de pernoctaciones en la zona afectada, incremento en general de la actividad hostelera o nueva inversión privada?
Sobresaltados, nos enteramos tarde y mal (aunque sólo si alguien descorre la cortina) de subvenciones trucadas repartidas a los amigos. No conocemos el contenido de los convenios público-privados. No podemos examinar al detalle el estado de las cuentas públicas... En Aragón y el resto de las Españas no sería capaz de ver gran cosa ni el hombre que tenía rayos X en los ojos.
JOSÉ LUIS Trasobares 22/03/2012
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