En esta época sobran los profetas. Todo sucede según lo previsto. Agapito
ha sido imputado, el paro aumenta, la UE nos pone a la cabeza del
ránking europeo de la corrupción, la ONU se escandaliza ante la forma en
que los poderes públicos han tratado y tratan a las víctimas del
franquismo... Nada que deba sorprendernos. Son cosas que estaban
cantadas. Eran evidentes, obvias, de cajón.
Vayamos por partes.
Lo del dueño del Real Zaragoza (y famoso constructor) indica que la
investigación sobre Plaza ha dejado atrás el vestíbulo (las presuntas
chapuzas y latrocinios de técnicos y agregados) para acceder al meollo
de aquel sobrecoste sistemático (¿no ha calculado la Unión Europea que
el 25% de la inversión pública española se ha ido por el sumidero de los
sobrecostes?). Dicho meollo es cien por cien político. Quienes fueron
hombres fuertes del Marcelinato miran al cielo y silban cuando les preguntas por el otro Iglesias,
el que nos iba a conducir al paraíso de los futboleros. Pero es sabido
que este personaje estuvo vinculadísimo a la parte PSOE del anterior
Gobierno aragonés, y ahora no vale jugar al despiste. El tema pinta feo,
muy feo.
Del desempleo poco se puede decir: baja la población
activa (pésimo síntoma), baja el número de afiliados a la Seguridad
Social (¡ay, las pensiones!) y aumenta el paro registrado. Terrorífico.
"La recesión ha pasado, pero la crisis todavía no", han explicado los
portavoces del PP. ¿Cachondeo? ¿Estupidez? ¿Cachonda estupidez? Bueno, y
Aragón ya lo ven: de culo y cuesta abajo. Los puestos de trabajo se
esfuman mientras en el Pignatelli echan la siesta del carnero (la del
vermut, que la de después de comer la hacen los jefes en sus casitas) y Rudi inicia una gira por el territorio para que el vulgo, al verla en carne mortal, cobre ánimos.
Sobre la corrupción, nada que añadir. Ahí la marca España
destaca y brilla. Volvemos a consagrarnos como un país de jefes
insensibles, ciudadanos sometidos... y sinvergüenzas impunes. El relator
de la ONU que promueve la verdad, la justicia y la reparación visitó el
Valle de los Caídos y alucinó. Qué blandos son estos guiris.
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