El conflicto de los trabajadores de FCC que cuidan las zonas verdes
de Zaragoza siempre tuvo carácter político. Así lo enfocaron los
interesados cuando decidieron rechazar la oferta de la empresa (una
reducción salarial del 21%) e ir a la huelga, y así lo entendió el
vecindario de la Inmortal Ciudad (pues por muy externalizado que esté el
mantenimiento de parques y jardines no deja de ser un servicio
público). Solo el alcalde Belloch y sus más próximos se empeñaron
en negar el fenómeno. Al final, sin embargo, el preacuerdo se alcanzó
ayer en la Casa Consistorial, con el PSOE metiendo prisa porque iba a
celebrarse el mitin del partido (con Valenciano y Lambán
quemando los últimos cartuchos), y no era cuestión que los airados
curritos de FCC se presentaran en la Multiusos a dar la nota.
¿Qué hacen los asalariados cuando se quedan sin convenio marco ni
convenio de ningún tipo, sometidos al mínimo interprofesional? ¿Cómo
pueden reaccionar cuando, pudiendo sentarse a negociar, deben hacerlo a
contramarcha, mientras las empresas ofrecen bajadas terroríficas y casi
es un éxito cerrar el tema con una pérdida de solo el 5% (como ha pasado en FCC)? A veces pelean. Pero no resulta fácil. Si apretarse el cinturón es una putada, más cornás
da el paro. A menudo hay que elegir entre perder poder adquisitivo... o
soportar brutales reducciones de plantilla. Y todavía hay gente que
considera una obligación tragar esos sapos porque las empresas están
para ganar dinero, trabajar es un privilegio y, oye, esto es lo que hay.
A joderse, que dijo aquella.
El retroconvenio (si lo
hay), ese pacto forzado que se negocia en negativo, define la nueva
realidad poscrisis. No volverán aquellos tiempos (¡tan recientes!) en
que las partes regateaban aumentos y mejoras. La salida del túnel que
ofrece Rajoy es esa: trabajo low cost, y date por
contento. Por eso he sufrido un acceso de ternura al leer la entrevista
que hoy le hacen aquí, en EL PERIÓDICO, a la europarlamentaria del PP, Verónica Lope. Le preguntan por su sueldo (más de 7.000 euros, 6.000 netos). "Es fantástico responde. (...) Estoy encantada". Ya les digo.
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