No creo que la gran coalición PP-PSOE esté al caer. Tampoco la
descarto a medio o largo plazo, pues el Sistema está tan tocado, la
situación es tan fea y los dirigentes y cuadros de los dos partidos
mayoritarios parecen tan mediocres e interesados que nada es imposible.
Supongo, no obstante, que aún no ha llegado el momento de tirar del
freno de emergencia. Hasta hace poco daba la impresión de que las
protestas sociales ante los recortes y la reasignación de recursos
exigirían medidas de excepción, porque la gente se saldría de madre y se
plantaría frente a quienes la han condenado a esta devaluación interna.
Sin embargo se ha demostrado que la mayoría social aún tiene mucha
grasa y escaso músculo: se mueve poco y mal, se cansa enseguida, carece
de fuerza... prefiere seguir tumbada en el sofá.
Debo suponer que a Rubalcaba
le queda la suficiente inteligencia como para comprender que, si se
encama con la derecha, su partido jamás volverá a ser alternativa. Es
más o menos lo que ha dicho en las últimas horas al comentar la humorada
que soltó Felipe González entrevistado por Ana Pastor. El
problema radica en que la socialdemocracia europea está ya tocadísima,
semicomatosa, bastante muerta incluso (por ejemplo en España), por lo
cual es capaz de buscar la salida más absurda. De hecho, haber colocado a
un alemán (Martin Schulz) como candidato a presidir la Comisión
de la UE le impide articular una campaña verosímil. ¿Quién puede creer
un discurso contra las políticas conservadoras cuando lo pronuncia un
caballero cuyo partido está ya aliado con Merkel?
En estos
momentos, el PSOE solo tiene a su favor la naturaleza antisocial (y a
menudo antidemocrática) de la derecha española. Solo eso: los ajustes,
la destrucción programada del Estado del Bienestar, la involución
fiscal, el autoritarismo, la sumisión de la política a los mercados.
Si algún día participa directamente en esa dinámica aliándose con el
PP, firmará su acta de defunción, se meterá solito en el crematorio y
bastará después un poquito de viento para dispersar sus cenizas. Hasta
luego, cocodrilo.
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