Los mercados lo tuvieron claro: el Parlamento Europeo seguirá
controlado por conservadores y socialdemócratas, los euroescépticos
están demasiado divididos, las izquierdas aún no han madurado, Alemania
sale de estas elecciones perfectamente estable... Así que subieron las
bolsas y bajó la prima. Porque estas elecciones del domingo hay que
leerlas de manera panorámica y no vale solo sumar y restar, también es
necesario interpretar.
El PSOE español, por ejemplo, tiene que
hacer a toda velocidad lo que no hizo hace un año o antes: refundarse.
Que llegue a tiempo (o no), que las circunstancias se lo permitan (o no)
está por ver. Quien sustituya a Rubalcaba afrontará una decisión
crucial: o encara el inmediato futuro poniendo rumbo a la gran
coalición (la última moda europea) o gira hacia la izquierda de verdad
(la vieja y la nueva).
El PP sabe que está en el filo de la
navaja. Con porcentajes de voto inferiores al 35% (y el domingo se quedó
en el 26,04%) la mayoría absoluta queda lejos, y en estos momentos los
de Rajoy ya no tienen quién les haga la bisagra. PNV y CiU, los
viejos amigos, se han puesto imposibles. UPD y Ciudadanos pueden no ser
suficientes. La derecha española está unida, sí. Y eso le dará nuevas
ventajas cuando se elija sobre circunscripciones electorales
provinciales. Pero queda sumida en la zozobra. Solo cuenta con su
determinación reaccionaria, su estrecha relación con las fuerzas
económicas... y la debilidad de los socialdemócratas.
A la
izquierda-izquierda habrá que dedicarle especial atención. Porque a
priori fue la gran vencedora de estas últimas europeas. Subidón de IU y
exitosa irrupción de Podemos. Ahora le queda por delante la asignatura
más difícil: la unidad. Jugando sobre una circunscripción única, los
votos de las minorías significativas cunden. Pero en unas generales e
incluso en unas autonómicas y municipales no será así. Por eso, y porque
la parroquia de unos y otros presiona a favor de un nuevo Frente Cívico
o Popular que frene la ofensiva conservadora, las dos fuerzas
entrecruzaron guiños y palmaditas en la noche del 25. Pero ajuntarse no
será sencillo.
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