Carezco de elementos de juicio para deducir si ese presunto
desbarajuste contable del Ayuntamiento de Zaragoza ha llegado tan lejos
como se dice. O sea, como dice el borrador de un informe de la Cámara de
Cuentas filtrado con la obvia intención de echar romericos al fuego
donde la derecha local viene asando a fuego lento a Juan Alberto Belloch.
Intuyo que estamos ante una exageración o un infundio, otro más de los
dirigidos contra el alcalde y sus colaboradores en estos años. Se han
oído ya tantas barbaridades... Resulta inaudito que desde los ámbitos
conservadores no se atine con una mejor manera de segarle la hierba al
exbiministro que con chismes, bulos y esa obsesión antitranvía, antibici
y antitodo que raya en el histerismo. ¡Con los flancos que este
Gobierno municipal deja abiertos de par en par a la crítica razonable!
Claro que la Zaragoza bien tampoco puede entrar en el meollo de
las cuestiones urbanas (sobre todo urbanísticas) porque lleva decenios
abonando un negocio inmobiliario que ha desordenado la ciudad hasta
extremos insólitos. De eso, ni media palabra. El juego sucio es más
conveniente.
Lo malo, hoy en día, es que enarbolar la presunción de inocencia es mucho presumir. Los escándalos con fundamento
han caído sobre nosotros cual chaparrón inmisericorde y ahora todo el
terreno es puro barro. La instrucción de casos como La Muela o Plaza ha
superado cualquier fantasía al respecto. El término sobrecoste,
por ejemplo, ha cundido tanto que ahora, cuando nos cuentan las misma
película pero relativa al AVE Barcelona-Madrid (y a otras líneas), no
podemos sino hacernos a la idea. Ha sido tan notoria la forma en que se
financió el PP (el de Gürtel y el de Bárcenas), que cuando nos
ponen por delante lo de Cuadrifolio y dejan al PSOE colgado de la misma
cuerda ni nos extrañamos. Con los EREs andaluces y el saqueo de las
cajas pasa lo mismo.
Doy por sentado que hay juego sucio: filtraciones malévolas, acusaciones falsas o sobredimensionadas, uso partidista del aparato del Estado... Pero, chapoteando en este cenagal, ¿qué puede quedar limpio? Es asqueroso.
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