Cada aniversario, la Expo zaragozana vuelve a nosotros como un
boomerang que trae recuerdos, penas, triunfos, agravios, demagogias y
equívocos. Hoy, parte del antiguo recinto acoge dependencias de la
Administración pública, los edificios e instalaciones singulares
siguen siendo artefactos carentes de utilidad y aquel certamen
internacional llamado a poner en el mapa y el mercado a la Urbe
Cesaraugustana se pierde en la memoria como lo que en realidad fue: una
verbena veraniega en la que tiramos la casa por la ventana comprando
autoestima a sobreprecio.
No les quepa ninguna duda de que la
tremenda inversión hecha en Ranillas podía haberse rentabilizado mucho
mejor. Pero hubiese hecho falta más creatividad a la hora de montar el
circo, más inteligencia a la hora de gestionar el gasto, más ambición a
la hora de fijar objetivos y muchísima más audacia ideológica a la hora
de darle hondura y recorrido a la cuestión del agua y la sostenibilidad.
Casi nada. Por lo demás, acabó pasando lo mismo que en otros lugares de
Aragón donde se ha pretendido montar cosas supuestamente
destinadas a traernos la modernidad y el desarrollo. Desde la ampliación
de Cerler por Castanesa hasta el campo de golf de Calatayud, desde el
aeropuerto de Huesca hasta Motorland, desde la locura urbanística de la
Muela hasta los negocios del zaragozano Parque del Agua... todo rezuma exceso, imprevisión, falta de criterio y confusión mental. Los arquitectos emblemáticos lo tuvieron a huevo (fuese Zaha Hadid, que nos vendió un diseño cuya materialización costó tres veces más de lo previsto, o Norman Foster,
que se llevó más de cuatro millones por el esbozo de una estación de
esquí que jamás se construirá). Las grandes empresas de la construcción
aún se lo montaron mejor. Y los publicistas, los fabricantes de ideas,
los asesores técnicos (como Pedro Martínez de la Rosa en Motorland), los directivos políticos...
Sería bonito que de estas experiencias (que vienen a ser una sola)
hubiésemos sacado alguna enseñanza. Pero no creo que haya sido así. Y
bien que lo siento.
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