Lo de la recuperación económica apenas aguanta en los argumentarios del Gobierno y del PP, pero ya empiezan Guindos
y otros a darle la vuelta al tema. En realidad, resulta imposible
ocultar que toda Europa, sometida a los rigores de la austeridad
germánica y a la voluntad de los mercados financieros, se ha parado. Y
en consecuencia España no puede pensar ni en dar un paso adelante. Aquí
nos hemos tragado una devaluación interna terrible, y ahora nos
encontramos ante un empobrecimiento general que apenas mejora nuestra
competitividad pero ha dejado a gran parte de la población exhausta y
sin recursos. El consumo no tira, la deflación acecha, mucha gente las
está pasando canutas y el que aguanta lo hace acojonado ante el futuro
que viene. Lo cierto es que nos hemos detenido en el fondo del pozo, o
en lo más oscuro del túnel, y allí seguimos estabilizados, palmo
arriba, palmo abajo. Dicen los expertos (o quienes así se intitulan) que
a la vuelta de la esquina nos espera otra recesión. Los jefes están
inquietos. Pero, ¡ah!, Luisa Fernanda Rudi, la presidenta del Gobierno de Aragón, quiere afrontar las próximas elecciones vendiéndole al personal la recuperación de la bendita Tierra Noble. Qué maja.
Rudi, aislada en su palacio, inaccesible a las familias que reclaman
becas para sus hijos, rodeada de reverentes cortesanos, se puede
imaginar emperatriz del país de Jauja, la tierra de la abundancia. En
ese lugar no hay retroceso demográfico ni destrucción de empleos ni
incremento de la deuda pública ni parálisis económica ni miles de
familias necesitadas. Eso tal vez ocurra en el puñetero Aragón real,
pero allí donde Luisa Fernanda reina todo va de maravilla y las cifras
oficiales destilan optimismo.
Ahora vamos a darle un
empujoncito al PIB metiendo en él la estimación del dinero que mueven la
prostitución, el tráfico de drogas y otras actividades ilegales. Así se
podrá estirar el gasto público cumpliendo con el déficit, y el
porcentaje de deuda acumulada bajará un puntito. Así, Rudi tendrá
argumentos suplementarios para diseñar su futura campaña. Y el personal,
tan contento... En Jauja, claro.
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