La implantación de la Ley Wert
ha permitido al departamento aragonés de Educación embarullar (¡aún
más!) el inicio del curso. Todo es un lío: los programas, los textos,
los recursos humanos y técnicos, los criterios, la organización básica
y, por supuesto, la concesión de ayudas y becas. La consejera Serrat y
su inefable equipo han logrado el mayor éxito. Aplicar la LOMCE a
rajatabla ha sido un fenomenal apoyo táctico a su línea estratégica:
devaluar la enseñanza pública hasta dejarla fuera del verdadero mercado
del conocimiento. Están en ello y parece irles bastante bien, sobre todo
porque la vuelta a las clases se llevará a cabo sin mayores protestas
ni resistencias. La gente está resignada, dicen muchos. Hay que esperar,
organizarse y responder de forma contundente cuando se den las mejores
condiciones, advierten otros. Bueno... Nadie puede negar que las
administraciones controladas por el PP han logrado dejar sin aliento a
la oposición social (la política se desalentó sola). Pero a la
ciudadanía aún le queda un as en la manga, una carta decisiva: el voto.
A esta democracia nuestra le han bajado la calidad. Cierto.
Pero sus mecanismos formales siguen operativos. En mayo, el personal irá
a los colegios electorales, y cerrará la jugada metiendo una anónima
papeleta (su as) en la urna. Concentraciones, manifestaciones, huelgas,
cabreos y cuentas pendientes, impotencias y resignaciones se
concentrarán instantáneamente en un pedacito de papel. ¡Zas!
Por eso Gobierno y PP quieren zanjar cuanto antes su reforma
electoral para las municipales. Pucherazo en ciernes. Si España ha
tenido desde el retorno de la democracia un sistema electoral de tipo
proporcional corregido (que mejor funciona cuanto más amplia es la
circunscripción en que se aplica), pasar por arte de birbibirloque a un
sistema mayoritario supone un cambio total, una ruptura de todos los
consensos previos, una alteración del famoso bloque constitucional.
¿Regeneración democrática? Perdonen si me deshuevo. Lo que hay es
canguelo. Porque cuando el pueblo ponga sus cartas boca arriba, habrá
dicho la última palabra. Fin de la partida.
JLT 09/09/2014
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