Pasé la tarde de ayer pendiente de si la Pantoja entraba, o
no, en prisión. Pero el tema quedó pendiente de un informe de la
Fiscalía. Bueno, me dije, a lo mejor tiene suerte, como Fabra, el
de Castellón, y sigue fuera hasta que le echen una mano, un indulto o
qué se yo. En cualquier caso, España parece un trailer de la peli Todos a la cárcel. Al PP ya le han envirutado a unos cuantos ministros de la era Aznar,
empezando por quien fue su vice y ministro de Economía, además de
director del Fondo Monetario Internacional (lo cual nos indica en qué
manos suelen estar los grandes asuntos públicos). El PSOE arrastra como
puede su cruz andalusí. A IU le zumban las balas perdidas. Patronales y
sindicatos descubren (aquellas con inaudita tranquilidad, estos con una
especie de perplejo agobio) qué clase de gente ha venido usando sus
respectivas siglas. Y luego, el escándalo catalán: la soberbia historia
de la familia (presuntamente) cleptómana, que gobernaba y hacía
malabares financieros al mismo tiempo... Lo de la folclórica venía a ser
la alucinante guinda del pastel, el toque surreal y almodovariano.
Aunque no debemos olvidar que Isabel, pobrecita, ha acabado tan mal por
culpa... de un alcalde. Todo es política, amigos.
Muchos confían
en los jueces y ponen en sus manos la ingente tarea de enderezar este
país. Otros aseguran que el actual Gobierno ya toma medidas para hacer
imposible la corrupción. Algunos incluso pretenden que los acuerdos
entre el PP y el PSOE promoverán, al fin, un regeneracionismo radical.
Tengo mis dudas, aunque simpatizo con la causa y el cometido de los
jueces que están metiéndole mano al mondongo. El problema radica en que,
mientras salen a la luz mamoneos de hace cinco, diez años o más, no
existe garantía alguna de que en estos mismos momentos no se estén
cerrando tratos, contratas, adjudicaciones, subvenciones y apaños
fiscales menos onerosos para los contribuyentes que los urdidos ayer. Y
me malicio que sí, que se están cerrando. Lo único que los métodos son
más sofisticados, menos obvios. Ha llegado la hora de la gran estafa homologada. Se ha de robar... con todas las de la ley.
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