Oficialmente se llama Pabellón Manolo Santana, pero en Madrid lo conocen como La Caja Mágica. Podemos pretende celebrar hoy allí un gran mitin, y para llenar necesita más de doce mil personas. Las cuentas de los de Pablo Iglesias
en las redes sociales echaban humo pidiendo a su gente que acuda a la
capital de España. Pretenden desbordar el aforo. Relegada al cuarto
puesto por los sondeos, la formación morada se inyecta ánimo en
vena exhibiendo una capacidad de convocatoria que en no pocas ciudades
ha superado por mucho a las demás fuerzas políticas. Ayer, al mediodía,
reunió a dos mil quinientas personas en Badalona, y por la tarde a otras
seis mil o más en Zaragoza. Llama la atención porque ya nadie se atreve
con las plazas de toros y los grandes recintos.
Por otro lado, la campaña se desarrolló ayer bajo la ominosa sombra de los sucesos de Kabul. El ataque a una supuesta casa de huéspedes
"junto a la embajada española en Afganistán" ha acabado siendo un
atentado a la propia embajada. Las informaciones facilitadas por el
Gobierno han resultado confusas y contradictorias. Pero los otros
partidos quieren tratar la cuestión "con responsabilidad". No obstante, Albert Rivera
exigió ayer del Ejecutivo que aporte de inmediato los detalles de lo
ocurrido y convoque (como así se hará) el Pacto Antiyihadista. Iglesias,
en un obvio alarde de prudencia, reclamó también una reunión urgente de
la Diputación Permanente del Congreso para dar a conocer los hechos.
El líder podemista ofreció en sus mítines "lealtad y sentido de
estado", antes de pedir un minuto de silencio por los dos policías
muertos en la capital afgana y la última mujer víctima de la violencia
machista. A nadie se le oculta que él y su equipo están tirando de las
riendas para moderar la formación que dirigen y reubicarla en
un espacio más amplio, más extendido hacia el centro, menos izquierdoso y
más conectado con la transversalidad que se le supone a un partido que
aspira a gobernar.
Los multitudinarios mítines de Podemos se cargan así de un evidente
sentido táctico, que tiene como finalidad mantener entusiasmados a los
sectores más progresistas y quincemayistas mientras se dulcifica la
imagen radical de la formación. Que pueda lograr tal objetivo antes del
20-D parece difícil, como lo es suponer que la remontada
permita alcanzar ese día el simbólico listón del 20%. Otra cosa es lo
que suceda con la correlación de fuerzas en las grandes ciudades y áreas
metropolitanas, donde los cambios son más probables.
Los convocados por Iglesias, Errejón o Bescansa
ya no tienen una edad media tan baja como al principio (un fenómeno
similar al que se da en los actos de Ciudadanos). Siguen gritando ¡"Sí
se puede!", y aplauden con fervor incluso al exgeneral Rodríguez cuando éste les explica el verdadero sentido de lo patriótico.
Se les ve felices, disciplinados y tranquilos. Sus candidatos
intervienen ante ellos con estudiada calma y discursos breves. Buscan
claves emotivas y no se enredan con cuestiones concretas. Pablo El Coletas critica al PP y a Rajoy, pero mucho menos al PSOE y a su secretario general, Pedro Sánchez. Rubalcaba
ha dicho que Podemos ha puesto en su punto de mira al Partido
Socialista. Pero eso es mucho más cierto si se considera el objetivo
estratégico de la nueva formación (claramente interesada en ocupar
terrenos que durante decenios fueron del PSOE) que si se tiene en cuenta
el contenido de los conciliadores argumentarios podemistas.
UPD, empezando por su jefa, Rosa Díez, se siente expulsada de la
campaña en beneficio de las dos fuerzas emergentes que sin embargo no
tienen representación parlamentaria.
Para colmo, su primer candidato Andrés Herzog está siendo investigado
por haber espiado supuestamente los correos de Irene Lozano, la
diputada de su partido que ahora va como candidata con el PSOE. Claro
que todo ello viene de una denuncia de Rodrigo Tena, quien a su vez se
ha pasado a Ciudadanos. Lo que faltaba.
Aquí nadie perdona ni una. Unidad Popular, por ejemplo, mientras se
queja del ninguneo, ha reclamado ante la Junta Electoral para echar de
los espacios gratuitos de Telemadrid a X La Izquierda, una candidatura
apoyada por Garzón... el exjuez.
Mientras, Rajoy ni se despeina. Ayer estuvo muy ocupado con el
barullo de Kabul. Pero tuvo tiempo para ir al programa de María Teresa
Campos. Durante el fin de semana preparará, como el propio Sánchez, el
cara a cara con el candidato socialista. Los dos partidos tradicionales
esperan mucho de ese debate, que va a ser retransmitido por TVE y otras
cadenas. A ver.
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