Las encuestas llevan tiempo sin clavar resultados (aunque
capten las tendencias). Sus cocinas y cocineros están bajo (fundadas)
sospechas. La inestabilidad de no pocos electores, más el voto oculto,
más el voto sin decidir hacen imposible sacar una foto fija. Además, un
sondeo en toda España con mil y pico entrevistas telefónicas tal vez
detecte porcentajes totales, pero no permite adscribir escaños con un
mínimo de precisión. Y en la inminente cita del 20-D la clave estará
ahí, en el número de diputados que al final le toque a cada cual. Ojo
entonces a las circunscripciones pequeñas.
Fíjense en que, por poner un caso, Aragón reparte trece asientos en
el Congreso: siete por Zaragoza, tres por Huesca y otros tantos por
Teruel. Puede ocurrir (según vaya el resultado de cada cual provincia a
provincia) que un partido ronde el 28 ó 27% en el conjunto de la
comunidad y logre seis o siete escaños; y otro que se quede en el 20%
apenas consiga dos. Con unos augurios que sitúan a cuatro partidos PP,
PSOE, Ciudadanos y Podemos oscilando entre el 25% por arriba y el 15%
por abajo, las pequeñas circunscripciones serán decisivas. Y ahí se
moverá mejor el bipartidismo tradicional. En las huescas, los terueles,
las sorias y las zamoras, una población de edad avanzada y tendencias
conservadoras se aferrará al voto de siempre. La incertidumbre es
enorme. Sobre todo porque dos o tres puntos de diferencia pueden ser
determinantes.
Cabe suponer que la derecha (PP y C's) llega a diciembre en mejor
forma que la izquierda (PSOE y Podemos). Lo cual tampoco despeja muchas
incógnitas. Porque, claro, aun suponiendo que el PP sea el más votado,
¿qué clase de victoria será esa, si se queda por debajo del 30% de los
votos y en ciento y poco diputados? Aunque se ganara el apoyo de
Ciudadanos, que ya se verá, ¿qué tácticas usará esta última formación
para evitar quemarse respaldando a un gobierno que habrá de intensificar
sí o sí la devaluación interna?
El incierto 20-D dará el pistoletazo de salida... a unas elecciones
anticipadas. Será entonces (allá por 2017, quizás) cuando el personal
volverá al bipartidismo. Al de ahora, ¡o a otro!
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