Será porque en este interminable baile de carnaval algunos ya se
disfrazan de sí mismos, el caso es que el actual pacto PP-C's se parece
en su alucinante polisemia (muchas propuestas pueden entenderse así o
asá, en un sentido o en su contrario) al anterior PSOE-C's. Cuando se
habla, por ejemplo, de revisar la ley mordaza... ¿se ofrece
quitar la maldita mordaza, aflojarla un poquito o apretarla todavía más?
Y si el llamado acuerdo anticorrupción (¡je, je, je!) incluye de manera
simultánea incrementar la proporcionalidad del sistema electoral, pero
también facilitar que gobierne el más votado... ¿cómo podrán hacerse
ambas cosas a la vez? Luego viene eso de "complementar" los salarios más
bajos a cargo del erario (que los socialistas también aceptaron en
enero); o sea, que en vez de subir el miserable salario mínimo, este
será redondeado con los impuestos que pagamos el resto de los
trabajadores, y los empresarios felices... ¿no? Lo más cachondo ha sido
que el PP se ha negado en redondo a suprimir las diputaciones
provinciales, y C's ha tragado. En el PSOE, donde aceptaron esa reforma
sin rechistar, están que trinan. La risión.
Da igual. Estos pactos son jugadas a corto. Se firman documentos
destinados a ser papel mojado. Pero luego... ¿cómo podrá gobernar el PP,
cómo sacará los presupuestos, como alumbrará leyes...? ¡Bah! Aquí no
hay más obsesión que investir presidente a Mariano Rajoy "por el
bien de España" (no porque disponga del necesario respaldo en el
Congreso) y luego, por idéntica razón, será obligatorio no bloquearle la
legislatura. A su vez, Pedro Sánchez está (y estará) obligado a
desayunar sapo, tanto si quiere como si no. ¿Por qué? Porque dicen que
la economía va de cojón (aunque la Seguridad Social esté quebrada).
Porque es preciso aprobar nuevos presupuestos (como si estos no fuesen
sino una mera ficción contable). Porque, si no, se espantarán los
inversores. Porque la gente "está harta"... Argumentarios de Génova que
muchos medios y comentaristas reproducen ejerciendo la triste función de
voz de su amo.
Bueno... Hoy nos hablará Mariano. La verbena alcanza su apogeo.
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