Seguro que algunos de ustedes ya la han leído, porque no deja de ser un best seller.
Pero no la típica novelita insustancial para leer en la playa, sino un
relato febril y apasionante donde la ficción brilla por su ausencia. Me
refiero a El Cártel, de Don Winslow. En sus 700 páginas la
reciente historia de México se convierte en un cañonazo narrativo. Los
personajes son fácilmente identificables por cualquiera que haya leído u
oído noticias de la narcoguerra. Los sucesos han sido extraídos directamente de las notas rojas
de los diarios locales. La contextualización política procede de
concienzudos ensayos sobre un fenómeno que no afecta sólo a las tres
Américas (la del Norte, la del Centro y la del Sur), sino que define los
nuevos paradigmas, las características de las sociedades del futuro
distópico: lugares donde un tercio de la población vivirá en la extrema
pobreza mientras en la cúspide de la pirámide social los
multimillonarios batirán récords. Así es ya el país de la frontera, el
México de Carlos Slim, del Chapo Guzmán y de los treinta millones de desgraciados convertidos en carne de cañón.
El Cártel acojona. Te lo metes en vena leyendo a toda
velocidad, enganchado. Allí están las matanzas, la lucha por el poder,
la corrupción de policías y militares, la complicidad política (porque
el PRI y el PAN acaban siendo narcopartidos), la crueldad
extrema, el juego sucio de los EEUU... Y la terrible elección final
entre lo malo y lo peor, porque ese sangriento proceso no tiene salida y
a la postre todos son el Cártel: las autoridades, la DEA y el FBI, los
banqueros, los traficantes y las propias víctimas.
¿Cosas de México? No. La narcoguerra ofrece turbadoras
similitudes con otros conflictos. Los Zetas son el Estado Islámico. Los
financieros que lavan el dinero sucio son los mismos que teledirigen las
guerras (por el coltán, los diamantes o el petróleo) en el Congo y
aledaños. Los kalashnikovs y los AR-15 proceden de las mismas fábricas.
Quienes sufren las consecuencias son siempre los más débiles, los más
desdichados, los más pobres.
Léanlo. A pesar de todo es una novela fácil y entretenidísima.
JLT 29/08/2016
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