En eso sí que tiene razón la resabidilla vicepresidenta, doña Soraya:
estamos bajo una intensa ofensiva de la antipolítica. Evidentemente.
Las cosas han venido rodadas de tal manera que incluso los más
respetuosos y moderados del Reino tenemos derecho a dudar de que el
próximo gobierno sea legítimo al cien por cien. Bueno... yo admito tal
legitimidad. Pero viendo que la investidura de Rajoy ha exigido tantos
renuncios, manipulaciones y pactos contranatura, y asumiendo cuánto se
ha degradado la calidad de nuestra democracia... tragarse el resultado
final exige un enorme esfuerzo.
La antipolítica golpea sin piedad.
Cuando los encausados en la primera vista oral por el caso Gürtel
describen con absoluta naturalidad el pago (y cobro) de comisiones, los
regalos a los políticos (del PP mayormente) y el amaño de grandes
contratos públicos en los correspondientes ministerios. Cuando se sabe
que el Banco de España dejó correr fusiones y salidas a Bolsa de cajas y
bancos, sabiendo de aquello estaba reventado. Cuando nos cuentan cómo
fue la juerga de las tarjetas black. Cuando las recalificaciones de
suelo a la carta (aquí mismo, en Zaragoza) siguen estando a la orden del
día.
Cuando un partido que ofrece una cosa en campaña hace lo
contrario tras las elecciones. Cuando un secretario general elegido en
primarias es derrocado tras una conjura palaciega. Cuando tenemos un
sistema electoral proporcional pero en ocasiones ha de funcionar como si
fuese mayoritario. Cuando se predica el respeto a las leyes, aunque con
derecho a incumplirlas si así conviene. Cuando, tras predicar las
listas abiertas y la libertad de conciencia de los diputados, se
proclama el mandato imperativo. En fin...
Garzón, los
retrocomunistas, los indignados supervivientes, los rastafaris e incluso
los broncas del Bloque negro rodearán el Congreso, si pueden. Pero
ellos, pobre gente, son ahora mismo irrelevantes. La antipolítica, la de
verdad, la que ataca, está en la cúpula de la pirámide, viaja en avión
privado, veranea en yate y ya no cree en la democracia.
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