Emociona oír las alabanzas que portavoces del PP y analistas de
derechas dedican a la nueva Gestora del PSOE, a su mentora, ese pedazo
de mujer de Estado llamada Susana Díaz, y a su presidente, Javier
Fernández, luz asturiana que ilumina a España entera. Columnistas del
ABC y La Razón entran en trance al glosar las esencias socialdemócratas,
cuyo tarro han destapado, por fin, los socialistas «de verdad». Felipe
González ya no es Míster X. Alfonso Guerra ha sido beatificado. José
Luis Corcuera se ha convertido en uno de los suyos. Un día de estos
perdonarán a José Luis Rodríguez Zapatero.
Al margen de lo que este fenómeno significa, el entusiasmo
filosociata de los más conservadores encaja con la displicencia de
Mariano Rajoy, quien parece dispuesto a aceptar la neutralidad favorable
del PSOE «oficial» (el que se disfrazó de «crítico» para no infundir
sospechas)... a cambio de nada. Ya sabe él, como sabe todo el mundo, que
si le franquean el retorno a un Ejecutivo que jamás abandonó, los
socialistas se convierten en rehenes de la gobernabilidad del país. Eso
de situarse en la oposición dura y condicionar al futuro Gabinete no fue
una opción ni antes (cuando Pedro Sánchez buscaba una salida imposible)
ni mucho menos ahora.
No hay quien entienda este berenjenal. Por eso gran parte de la
ciudadanía está out. Por eso el PP se atreve e pedir en el juicio de la
Gürtel la anulación del proceso por «contaminación de las pruebas». Por
eso los de las tarjetas black se encaran con el fiscal y le leen la
cartilla. Por eso, en Podemos, mientras discuten de sus cosas, no acaban
de saber si esta es la hora de reír o de ponerse serios. Por eso
nuestro Javier Lambán se debate en la duda (y la deuda) existencial
permanente. Por eso, en Zaragoza, la socialdemocracia «verdadera»
defiende con uñas y dientes la privatización de los servicios
(adjudicados, como debe ser, a empresas amigas). Por eso Pablo Echenique
sigue siendo un físico profesional pero un político aficionado. Por eso
Aragón está en estado de hibernación estratégica. Lo flipas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario