sábado, 8 de octubre de 2016

¿Qué fue de Susana Sumelzo? 20161008

Pienso lo mismo que entonces: Susana Sumelzo encabezó la candidatura zaragozana del PSOE al Congreso. por decisión directa de su padrino político, Javier Lambán. El dedazo la acreditaba como una protegida del aparato, una más entre los cuadros jóvenes prefabricados a golpe de cooptación. Y siendo asimismo hija de un empresario de la construcción ejeano, agraciado no pocas veces con la concesión de obras públicas, su perfil venía a ser de una perfección insólita.

Claro que aquella era otra Susana. O quizás es la actual la que se ha transmutado en una diputada consecuente, comprometida y dispuesta a sostener la palabra dada a los electores por encima de cualquier golpe de mano en el seno de su partido. De la joven pupila de Lambán, que este envío a Ferraz para ser sus ojos y oídos en la dirección del PSOE, ha surgido una militante con personalidad propia, capaz de enfrentarse con su mentor de antaño y de jugarse el tipo (político) en un inaudito ejercicio de coherencia.

Yo no sé cómo ni cuándo se produjo ese cambio. En qué momento Sumelzo rompió amarras y entregó su adhesión a Pedro Sánchez y a lo que este intentaba representar. La propia interesada ha intentado explicar su evolución sin conseguir aclararlo todo, porque todavía no domina las claves básicas del lenguaje político. Pero su argumentación, aunque simple, es efectiva: ella prometió en campaña que nunca utilizaría el voto recogido en favor de Mariano Rajoy.... y a ello se remite.

Lo importante en este caso es que, con su firme actitud, Susana Sumelzo no gana nada. Al contrario. Por eso su «no es no» se convierte en un alarde de valor político. A partir de este momento ya no puede esperar más promociones ni parabienes. No habrá para ella escaños ni cargos ni secretarías ni puestos en el Federal. Adiós al poder y a las influencias. Tal vez le hagan un hueco los trescientos rebeldes que ya se están organizando en Zaragoza. Pero los días de gloria quedarán atrás. Sí, entró de gorra. Pero se va por la puerta grande.

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