La pregunta me persiguió durante horas: ¿Qué no hubiesen dicho los de
Podemos si uno del PP se levanta 19.000 euros de plusvalía en la
compraventa de una VPO? ¡Ja! Tan agudo interrogante no es mío, claro.
Fue y vino ayer por las redes sociales, las tertulias televisivas y los
comentarios radiofónicos. Zanjé por fin la incógnita al reparar que en
las filas de la derecha nunca, pero nunca jamás, se ha producido
escándalo alguno que tuviera por objeto un piso de protección oficial en
la periferia madrileña. Grandes recalificaciones de suelo, áticos de
megalujo en Marbella, mansiones y palacetes mallorquines, fincas y
concesiones mineras... Eso sí. Pero, ¿una VPO en Alcobendas construida
por una cooperativa sindical y trajinada según indica la norma? Para
nada. Como resulta fácil deducir, semejante cosa no encaja en los
presuntos vicios de las gentes de orden. Por eso Iglesias y la horda
bolivariana jamás les pudieron pillar por ahí, ni, en consecuencia,
decir nada al respecto?
Por otra parte, la actualidad pega unos giros y unos zig-zags... que a
veces no sabes por dónde agarrarla. Yo también pensaba que las
declaraciones a Évole de Pedro Sánchez nos tendrían en vilo en días
posteriores. Porque el ex se explayó a modo. Sin embargo el asunto se ha
zanjado rapidísimo. Los aludidos por activa y pasiva guardaron silencio
o replicaron con absoluta y poderosa dureza. Luego llegó el minuto de
oro de Operación Triunfo: El Reencuentro, y la cobra de Bisbal a la
cariñosa Chenoa ocupó absolutamente todo el espacio mediático (el
profesional y el social), infiltrándose incluso en los más selectos y
politizados círculos de whatsapp. Por comparación, la expectación ante
el nuevo gabinete de Rajoy ha resultado ser escasa tirando a nula. Eso
sí, Rudi vuelve a estar en las quinielas.
Poco más: el tranvía zaragozano (¡buuufff!), las pinturas de Sijena,
el relevo de Sumelzo en la coordinación de los parlamentarios
socialistas aragoneses... y la oficina que se ha procurado Echenique.
Está en un ático (¡tomaaa!) y dicen que es muy chula. Dará que hablar,
seguro.
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