En España, la gente bien (pero bien-bien, no los voceras habituales)
está desconcertada. Por culpa de la corrección política. Resulta que les
habían dicho (tertulianos, analistas y telepredicadores habituales) que
Trump era un peligroso populista, una especie de Maduro capitalista, un
Iglesias sin coleta, un Putin con los bíceps fofos, un peligro
mundial... Y ahora, en menos de veinticuatro horas, el hombre del tupé
oxigenado reaparece como un héroe de la América verdadera. Ha moderado
su discurso, se ha reconciliado con el aparato republicano, pondrá un
financiero al frente del Tesoro (¡pues, claro!), se pasará por el forro
las medidas contra el cambio climático, bajará (todavía más) los
impuestos a los ricos y eliminará al Obamacare. En medio mundo, las
bolsas se recuperan con rapidez. Las constructoras, petroleras y
farmacéuticas cotizan al alza. Las aseguradoras médicas y los
fabricantes de armas se frotan las manos. ¡Y a este santo le decían
populista!
Es verdad que el bueno de Donald agitó a las masas
obreras (desempleadas o malpagadas), a las que ofreció un sinfín de
maravillas. Pero incumplir las promesas electorales es hoy una virtud
democrática muy valorada. Y la amenaza de una involución proteccionista
siempre dará juego para mejorar (a favor de USA) los tratados de libre
comercio, ¿no?
Trump es una persona de orden. Del nuevo orden
global, distópico, duro y amenazador... si no tienes suficiente dinero.
Tanto él como su evangélico vice son exponentes extremos y definitivos
de la ultraderecha reaccionaria, capaz de concitar tecnología punta con
creacionismo, de la misma forma que los yihadistas combinan internet con
la más medieval ira de Dios.
A la derecha hispana se le va
pasando el susto. Más aún después de haber visto a los perroflautas
norteamericanos (partidarios de Bernie Sanders) echarse a las calles
gritando «¡No es mi presidente!» («¡No nos representan!», ¿se acuerdan?)
Eso ha sido definitivo. Susana Díaz, la pobre, todavía cree que Trump
tiene algo que ver con el podemismo. Ya se caerá del guindo, ya.
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