El que suscribe ni participa ni participará en esa mísera cacería que
ha convertido a Podemos, a sus dirigentes, cuadros y militantes en
fáciles piezas a batir. Cuando el periodismo español atraviesa su
periodo más triste (desde el advenimiento de la democracia), repleto de
autocensura, vetos implícitos y sumisión al poder, la alternativa para
las energías reprimidas en las redacciones no parece ser otra que la de
escudriñar las más mínimas contradicciones, mamonadas y errores de los
morados.
Ocurre que Podemos es, en todo caso, una fuerza política
relevante. Así que tampoco cabe ni ignorarla ni, obviamente, dorarle la
píldora. El nuevo partido (nuevo, pero con importantes funciones
institucionales) prometía mucho y mucho pregonó su relevancia y
ambición. Ha sufrido una auténtica cacería (lógico, el sistema se
defiende y contrataca), pero también ha disfrutado de eso que sus
propios jefes llaman «una ventana de oportunidad».
¿Y ahora qué?
Si nos atenemos a dos elaboraciones muy recientes, el documento sobre
acción política en Aragón propuesto por Echenique y otros cuadros
(respaldado por la militancia) y el discurso de Santisteve en el debate
sobre el estado de Zaragoza, el podemismo sigue en la primera infancia.
Los clichés izquierdistas, las definiciones elementales y las buenas
intenciones mil veces repetidas siguen enmascarando una evidente
ausencia de programa estratégico y de intenciones tácticas. Hablar de la
desigualdad, del egoísmo de los poderosos y el sufrimiento de los
pobres se convierte en obviedad inservible cuando lo necesario es
proponer ya fórmulas factibles para darle la vuelta a la situación.
Claro que tal cometido exige, en primer lugar, un buen conocimiento de
la realidad, y en segundo, creatividad y verdadera audacia.
En el
enfrentamiento político global, la derecha avanza con auténtico ímpetu
revolucionario, mientras la izquierda se difumina o se limita a
resistir. Si Podemos quiere ser alternativa en Aragón y Zaragoza tendrá
que dejarse de estereotipos y actuar en lo concreto. Si puede y sabe.
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